jueves, 12 de diciembre de 2013

VALENTIN CASTELLANOS (ZAPATERITO DE LEKEITIO)
CAMPEÓN-MANOMANISTA (1912-1913)

Valentín Castellanos (Zapaterito de Lekeitio)
“Campeón-manomanista con una txapela

 Lekeitio-Vizcaya año 1912
Valentín Castellanos Ciarreta,(Zapaterito de Lekeitio) nació en Lekeitio-Vizcaya el año 1889, debutó en el frontón de Markina el año 1906, falleció en Madrid el año 1943.
Sin embargo, su historial deportivo está lleno de grandes hazañas. A los diecisiete años debutó en Markina perdiendo contra Martínez por 24-16, pero seis meses más tarde obtuvo la revancha en el Municipal de Eibar arrollando a su rival por 24-8.
El pelotari Lekeitiano, tiene una versatilidad, una inconsistencia básica, que le permite alcanzar un día las alturas reservadas a los “ases” para caer al siguiente en el montón de los mediocres, con actuaciones deficientes y hasta malas.
No pretendemos averiguar el origen de estas desigualdades, que jamás he sabido explicarlas; y si alguna vez oyendo hablar a Zapaterito de su juego, me ha cabido esta esperanza, pronto he renunciado a ella, porque el mismo interesado, jamás ha estado en el secreto del juego.
!!Y que juego señores¡¡ Nadie más suelto, más airoso, elegante, nivelado de manos, que Valentín Castellanos. Su atlético aspecto en la kantxa, sus rítmicos movimientos en la espera del bote y en el momento del golpe; su giro clásico de cuerpo, acompañando la acción del brazo apoyándose sobre el pie contrario; la preparación para la respuesta de “izquierda” en las pelotas de “pared ancha” y en los rebotes altos su andar rápido y concertado en la kantxa…todo en fin, lo que hace y señala al pelotari, lo reunía en proporción conveniente, y, sin embargo, no supo mantenerse en el alto lugar para el que sus facultades excepcionales le habían preparado. Quizá en su carácter ligero, alocado, de una alegría infantil, despreocupado, imprevisor, está la llave de este enigma, verdaderamente inexplicable. Pero, en fin hagamos historia y quizá de ella salga la silueta que buscamos, sin acertar el rasgo decisivo. Hijo de un gran pelotari heredó las disposiciones y la postura de su padre, haciéndose notar muy pronto entre los jóvenes aspirantes a un puesto en la pelota profesional. Comenzó  a jugar en la kantxa del frontón Astelena eibarrés, en segundos partidos, acompañado de Jáuregui, gran “botaboleísta”; Txikisia, Amaña y otros que no llegaron a pasar de los buenos estilos que apuntaban.
Valentín era todavía un niño, pero con un nervio y poder de una persona mayor; entonces ya se señalaban sus actuaciones desiguales, poco formales.
Actuaba en partidos, defendidos con constancia y amor propio, y jugaba en otros sin el asiento debido comprometiendo el tanto con “cantadas”; buscando remates fantásticos, jugadas de relumbrón, que, cuando salen bien, entusiasman a la galería pero con todas las probabilidades de salir mal, si se repiten con frecuencia.
En muy poco tiempo, el niño se hizo un “recio morrosco” de bien plantados hombros y pecho hondo, y correspondiendo a su aumento de fuerza y peso, creció en pegada, llegando a ser en su tiempo, el pelotari que más extendía la pelota con ambas manos, manteniendo constantemente el tanto en los cuadros traseros.
No se avenía su carácter a los partidos por parejas, lentos muy trabajados, y como era la época de los Txikito de Azkoitia, Cantabria y Txortena II, alternó con ellos, en magnificas exhibiciones, en el (mano a mano), clasificándose con varias alternativas, entre las primeras figuras.
Aún este juego de la pelota (mano a mano), adolecía Valentín de defectos fundamentales:  Primeramente, le faltaba una orientación táctica que dirigiera sus esfuerzos en un sentido definido, buscando con insistencia el defecto de sus contrarios, para trabajarlo en aquel fallo; luego abusaba de sus facultades, prodigándolas en los primeros lances del encuentro, forzando la pegada por “hacer marcas” y sin preocuparse mucho de la colocación, que a manudo le resultaba defectuosa, restando así eficacia a su juego; tenía a su vez, la obsesión de la brillantez, preocupándose del remate y aun anticipándolo, con cortadas formidables a la punta, ejecutadas desde muy lejos, con la izquierda, y que, a pesar de su extremada violencia, permitían al contrario colocarse con tiempo, adivinando el tiro Sus contrincantes de entonces tenían menos juego que él (salvando a Cantabria quizá), “administrándolo” en cambio, mucho mejor y rigiéndolo con inteligencia de maestro. Así Txikito de Azkoitia, muy veterano para entonces, le ganaba partidos, gracias a su maestría, que contrarrestaba la enorme diferencia de facultades a favor del Lekeitiano.Sin embargo, tengo que anotar aquí “una tarde completa” de nuestro héroe, quizá la más completa de su vida como pelotari, y que tiene interés en la historia de la pelota.

Homenaje en el Club deportivo Bilbaíno, a cinco grandes pelotaris de la época de “Oro” de la pelota a mano, que fueron grandes Campeones en el manomanista.

                   
Son de izquierda a derecha: Txikito de Azkoitia, Francisco Arano (Baltasar), Txindurri, Maiz y Bernardo Garate (Cantabria) Bilbao 11 de Noviembre de 1931

Por aquella época hizo su aparición en las kantxas, la famosa pareja riojana “Bojas-Rana de Murillo”Extraña pareja, que nunca daba sensación de cantidad de juego y que, sin embargo, llegó a ganar a los mejores pelotaris en partidos de los dos, contra Txikito de Azkoitia, Cantabria y contra el mismo Zapaterito de Lekeitio.
Las piernas infatigables de Bojas, su continua y única jugada al “txoko”, intercalando oportunamente un “zurdazo” al ancho, habían abatido a los maestros, desconcertados ante aquella resistencia y “gotera” que eran la característica de la pareja.
A todo esto, Rana de Murillo, escasísimo jugador, viejo ya y sin condiciones físicas, cuidaba justamente la dejada o cortada del ancho, quedando para Bojas el resto de la kantxa, en la que se desenvolvía pegando muy poco pero colocando mucho.
Valentín Castellanos (Zapateritode Lekeitio), desafió en Mondragón a la pareja, concertándose el partido para ser jugado en el Astelena eibarrés. Ante la clase de pelotaris, nadie dudaba del descalabro del Lekeitiano, al que juzgaban incapaz de sostener la larga lucha a que se avenían aquellos partidos, por su condición especialísima.Pero precisamente para estos trances tenia Valentín arrestos inesperados hizo un partido que duró dos horas largas peloteando con un aplomo y una seguridad notabilísimos atacando con furia con cortadas al Rana, buscando el resto débil de éste, para castigar viva y duramente la pelota, provocando descolocar a Bojas, tan maestro en este punto. Hay que confesar ingenuamente, que no se había visto nunca superarse un artista en la proporción que lo hizo ese día Zapaterito  de Lekeitio.Los tantos, ganados a pulso, después de una brega durísima, no agotaban al pelotari; antes al contrario, después de breve descanso, salía a la kantxa como un “toro bravo” pidiendo pelea y arremetiendo siempre, manteniendo la iniciativa y el ataque en un sobrehumano esfuerzo. Al final del partido, una aproximación pareció amenazar la gloría del vencedor, tan legítimamente ganada; pero triunfó al fin, ganando mucho cartel y mucho dinero, en aquella jornada, que supuso el mayor éxito de su vida profesional. Posteriormente nada hizo Zapaterito por mantener su prestigio como pelotari excepcional. Su carácter ligero, irreflexivo de “arlote pintoresco” le restaron simpatías y el aprecio del público de los frontones, siendo una lástima  que un pelotari de su talla y categoría “definitivamente elegante” no fuera lo que siempre debió ser. Dos anécdotas que le retrataron de cuerpo entero: En cierta ocasión jugaba en Bergara un partido que había despertado gran interés. El frontón, lleno de público, sentía una gran inclinación por el Zapaterito de Lekeitio, y hasta el dinero se voceó por él, en proporción de “veinte a catorce”. Efectivamente nuestro héroe no dio una a buena y el partido fue un verdadero desastre, decepcionando al público, que se hartó de “armar escándalo”
En lo más recio de éste. “Zapaterito” se creyó en el caso de desagraviar al “respetable” y dirigiéndose sonriente a la contra-kantxa, anunció: “Para dar gusto al público, voy a dar unos pelotasos”. Y lo que dijo un amigo colocado junto a mí: ¿Vas a matarlo?...! Pues hay que dejarlo ¡”  En parecida ocasión, entre los comentarios poco favorables que hacia el público a una actuación de Valentín, el más gráfico, el que mejor retrata la impresión que causaban su personalidad y carácter, lo reflejó el que, a voz en grito, le dirigió un amigo suyo, concebido en estos originales términos. “Tú, Sapaterito; si Díos te haría animal (aquí, lector, un “taco”), viento Sur o así te haría”. Sin embargo, su historial deportivo está lleno de grandes hazañas. A los diecisiete años debutó en Markina perdiendo contra Martínez por 24-16, pero seis meses más tarde obtuvo la revancha en el Municipal de Eibar arrollando a su rival por 24-8. En 1912 era ya una figura y ganó, en el Municipal de Elgoibar por 22-11 a la pareja Mallavia I y Baltasar. En Ordizia jugó contra el trío que formaban Oyarzaábal, Mercero y Elícegui. En este partido tras dos horas y medía de encarnizada lucha, y teniendo el marcador 22-21 a su favor para 24 cayó desmayado y tuvo que suspenderse el partido. Se enfrentó a Juan Bautista Azcarate (Mondragonés” a principios del año º1913, sacando ambos pelotaris desde el cuadro 3 y venciendo Zapaterito por 22-3.
En junio de ese mismo año venció a Cantabria I en el Astelena eibarrés  en la disputa del campeonato-manomanista.
En el año 1914, en el Municipal de Ondárroa vencía a la pareja  Fernández-Rómulo por 22-20, después de dos horas de lucha.
En el año 1915 aplastó 24-3, en el Municipal de San Sebastián, a los hermanos Errasti y en el Astelena eibarrés a la pareja Riojana “Rana-Bojas”.

JUAN BAUTISTA AZKARATE (MONDRAGONÉS)
CAMPEÓN-MANOMANISTA (1913-1926)

Juan Bautista Azkarate (Mondragonés)

 Mondragón 1892
Juan Bautista Azcarate (Mondragonés), nació en Mondragón-Guipuzcoa el 24 de Junio de 1892, debutó en el desaparecido frontón de Atocha de San Sebastián el año 1911, falleció el 11 de Abril de 1965. En 1916, también en el Astelena, jugó contra Mallavia I, este con saque libre, y él ejecutándolo desde el cuadro 3 de entrada Mallavia I, se colocó en 19-3, pero acto seguido Zapaterito hizo 19 tantos seguidos, ganando el partido.
Vicente Castellanos “Zapaterito de Lekeitio” se retiró de la pelota activa en 1925 y sus últimos años no fueron fáciles. En el año 1939 se le tributó un gran homenaje en el frontón Gros de San Sebastian, con un bonito enfrentamiento de parejas, Dionisio Onaindia y Juan Bautista (Mondragonés frente a Txikito de Irateta-Altuna con el resultado final de 22-20 favorable a Txikito de Iraeta-Altuna. Trabajó como corredor en un frontón Madrileño y falleció en la Capital en 1943). Muas veces hemos leído por supuesto, oficioso que el Campeonato-manomanista pasó de Cantabria a Mondragones y precisamente a través de esta biografía sabemos que también “Zapaterito de Lekeitio” lo ostentó aunque fuera fugazmente.

Grandes pelotaris de la época de oro de la pelota a mano, en enfrentamiento de parejas son de izquierda a derecha: Carmelo Etxabe (Etxabe III), Artamendi, Juan Bautista Azcarate (Mondragonés) y Txikito de Lekeitio.

Louis Toulet, señala en uno de sus artículos, que uno de los partidos que ha quedado grabado en la história de la pelota fue. El famoso partido de Hasparren que enfrentó a Mondragonés contra la formidable pareja los hermanos Dongaitz, León e Isidoro”
Las apuestas se habían inclinado abiertamente por la pareja. Y llevado de su fervor retrospectivo, el cronista resalta retóricamente las efemérides:
El pourtan. Beau comme un dieu, frapant avec sa monchalance souveraine qui cachait une puissance invraisemblable…” añade que Mondragonés silencio a los apasionados apostadores al colocarse con un 13-1 a su favor, evitando con “sa puissance” que León, el delantero, el mejor delantero “que nous ayons jamais eu” pudiera entrar a ninguna pelota franca mientras tuvo a su hermano Isidoro clavado en el rebote, restando una y otra vez los tremendos pelotazos del Coloso de Arrasate.
Pero Isidoro con su increíble resistencia, obligó finalmente al coloso a cambiar su estrategia, al ver que atrás no podía  materializarse el tanto, y al intentar hacerlo en el terreno que cubría León, vino la gran voltereta en el marcador y los hermanos Dongaitz terminaron doblegando al gigante. Lo que tuvo la virtud de devolver a los apostadores su agresividad…y su voz. En torno a la honradez profesional de Juan Bautista Azcarate (Mondragonés) había toda una leyenda, se decía, por ejemplo, que era el unico pelotari autorizado a “parar” una traviesa desde la kantxa.


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