domingo, 8 de diciembre de 2013

JOSÉ Mª URZELAY (URZELAY I) INCIÓ SUS ACTIVIDADES EN EL AÑO (1887-1916)


José María Urzelai (Urzelai I)


Azkoitia-Guipúzcoa año 1876
José María Urcelay (Urzelay I). Nació en Azkitia el 3 de Junio de 1876, fue el pelotari , que con Txikito de Azkoitia y Marcos Astigarraga (Errezabal I) escribieron grandes paginas en la historia de la pelota a mano a principios del siglo veinte.
El, pelotari Azkoitiarra Urzelai I, fue el último de los tres manomanistas de los primeros años del siglo XX, con Marcos Astigarraga (Errezabal I)  y Txikito de Azkoitia a quien Bernardo Garate (Cantabria). Arrebató el titulo de Campeón en el año 1906. Sus actividades más sobresalientes fueron la victoria alcanzada en el frontón Jai-Alai, de San Sebastian contra el fenómeno Zamorano, y el torneo a zurdas disputado entre Urzelay I, Marcos Astigarraga (Errezabal  I) y Fernandez, se le consideró el mejor manomanista del decenio 1895-1905.
Txikito de Azkiotia, sufrió una doble derrota frente a Bernardo Garate (Cantabria), en octubre de 1905 se concertaron dos partidos (mano a mano) en el frontón Municipal de Bergara entre  el Txikito a la sazón el campeón y  Bernardo Garate (Cantabria), el partido se concertó,  Txikito solo con la izquierda y derecha de aire, con el saque libre, Cantabria, con las dos manos y el saque desde el cuadro tres. En ese partido, José Joaquín Larrañaga estableció una marca con el saque, sacando desde el txoko consiguió apuntarse 13 tantos, Cantabria, se alzó con la txapela de Campeón-manomanista al vencer la pelea  por (22-15).


Bernardo Garate (Cantabria) “Campeón-manomanista” (1905-1911) el día de su homenaje acompañado a su derecha del Alcalde de Ermua-Vizkaia, fue en el año 1950.

Ermua-Vizckaia 20 de Mayo de 1883
Bernardo de Gárate “Cantabria I” nació en Ermua-Vizcaya el 19 de mayo de 1883 y a la edad de 14 años sufrió una caída que le dejó inutilizado su brazo izquierdo, lo que no le impediría ser un excepcional pelotari, merced a su resistencia, a su temperamento luchador y a su versatilidad en la ejecución de los saques, que unas veces eran largos y arrimados y otras cortos y venenosos, como balas rasantes que apenas botaban unos centímetros.
Fue considerado como Campeón-manomanista, desde su última victoria sobre el Txikito de Azkoitia en 1905,hasta su derrota en 1913 por “Zapaterito de Lekeitio”Cantabria y Txikito de Azkoitia se enfrentaron en varias ocasiones, venciendo unas veces Txikito y otras veces Cantabria. Hasta que el de Azpeitia, con muy buen criterio, prefirió dedicarse a jugar como delantero en partidos por parejas y olvidarse de los enfrentamientos “manomanistas”, que si constituían auténticos acontecimientos no le habrían permitido jugar a pelota durante los veinte años largos que estuvo en activo.
A partir de entonces, su presencia fue casi obligada en todas las combinaciones estelares que se organizaban en todos los pueblos importantes con motivo de sus fiestas, patronales y otras festividades, cumpliendo siempre a carta cabal hasta que, sintiéndose sin fuerzas, decidió retirarse  en el año 1923.

       
 Partido Histórico en el frontón de verano el “Jai-Alai” donostiarra, el gran txikito de Azkoitia se enfrentó en solitario a los hermanos Dongaitz.

Jugaba Txikito de Azkoitia, un partido en el Jai-Alai, de Ategorrieta contra la pareja formada por los hermanos Dongaitz, en el que llevaba ventaja  El Txikito que, sin embargo, no se atrevía a arriesgarse en dejadas ya que el menor de los hermanos era un verdadero acróbata velocísimo, capaz de alcanzar pelotas increíbles.
Mediado el partido sintió Txikito que perdía la mano derecha y a partir de ese momento no pensó en otro recurso que pusiera a salvo el dinero apostado por él, que jugar con la izquierda, alargar los tantos y esperar que se hiciera de noche para pedir la suspensión del partido por causa de fuerza mayor. Y así resistiría tantos de 20, 22 y 28 minutos antes de rendirse o tirar el partido. Y todo ello sin hacer un gesto que indicara lo que sucedía, lo que hubiera podido suponer una cierta connivencia con apostadores, que él nunca tuvo…


Marcos Astigarraga (Errezabal I), nacido en Elgoibar en 1887, fue uno de los tres grandes manomanistas de principios del siglo veinte. Dejo la pelota a mano y debuto como remontista en el frontón Moderno de San Sebastián

El primero que lo consiguió fue Marcos Astigarraga, “Errezábal I” pelotari nacido en Elgoibar en 1887 y fallecido en Vidani en 1926 que después de ser manista destacado se hizo profesional de remonte, en un memorable partido que tuvo por marco el frontón Astelena Eibarrés, Errezábal I, terrible sacador, obtenía una gran ventaja con esta jugada en la superficie pulimentada de aquella kantxa, que el Txikito aún superior en el peloteo, no podía contrarrestar.
La revancha se jugó en San Sebastian sacando del cuadro dos, y el triunfo fue para el de Azkoitia, a quien ya estaba esperando otro rival, Cantabria, que también había vencido a  
Marcos Astigarraga (Errezabal I).

ANDRÉS JUARISTI SUSTARRA (SUSTARRA I) Y FRANCISCO ARANO (BALTASAR)

Andrés Juaristi (Sustarra I) y  Francisco Arano (Baltasar)


Año 1900-1925
Este fue el gran pelotari  “Sustarra I” intención, inteligencia, intuición del punto flaco del contrario, y aún del momento de decaimiento que le resta moral; ataque constante, inteligente, con un final inesperado, que desearía al enemigo y hace reír al público en medio del delirio y del aplauso, desmedrado de figura, levantado de espaldas, delgado con una coloración enfermiza que acentuaba su aspecto triste, jamás atleta alguno tuvo a su servicio, aparato muscular más reducido. Pero en aquella mirada que centelleaba en la penumbra proyectada por la “txapela”, siempre adelantada sobre la frente, se adivinaba el tesón, la energía que desbordaba de su aspecto exterior en cuanto entraba nuestro hombre “en situación” Sus primeros pelotazos en un partido eran anodinos, flojos; daban la sensación de que escasamente dominaba el peso de la pelota.
Los espectadores que le veían por vez primera, juzgaban exageraciones de la fama, las proezas que se le atribuían. En efecto aquellas manos exangües, no templaban la pelota todavía; tampoco “el genio”, el coraje se había encendido. Pero al momento a los tres tantos, empezaba a inquietarse, siguiendo el vuelo tranquilo de la pelota del frontis a los zagueros, molesto por aquellas pegadas que quitaban de su jurisdicción la pelota.
Con el pretexto de descansar a su compañero, descendía al cuadro cuatro y en violenta convulsión de los talones a la txapela, pegaba formidables mandobles, procurando una arrimada que trajera la pelota a su campo. Enardecido ya, pero siempre dueño de sus nervios, empezaba la serie de jugadas “llenas de veneno”. Una dejada a la punta desde el txoko; una dejada en medio de la kantxa; otra descolocando a la pareja, y otra, y otra, siempre en sitio inesperado, manteniendo en danza continua a la pareja contraría, que acababa por perder el tino en la distribución de kantxa, corriendo juntos a una pelota, o dejándola ambos, creyéndose relevados mutuamente de acudir a ella; tropezándose en una estorbada cómica; perdidos, en fin, en aquellas jugadas sin dureza, pero dirigidas por un hombre sereno, calculador de distancias y apreciador del estado de ánimo de sus contrarios. Después de esta serie de sobresaltos, una jugada, decisiva, a dos-paredes o la cortada al “txoko”, que era en Sustarra I, un primor de ejecución, terminaba el tanto, electrizando al público haciéndole levantarse de sus asientos, convulso de tanto reír.
Hay un término técnico en la pelota, que creo nació con este pelotari.
“Retorcer la pelota” “biurta” como decimos en  vascuence. Es dar efecto, torcedura, travesía a la pelota, para que al tomar el ángulo a una flexión violenta de riñones, además de llegar por piernas.
Nadie ha ejecutado esta jugada como Sustarra. Su cortada al txoko, retorcida, colocada, pletórica de “veneno” terminaba muerta “dentro” si no alcanzaba justamente el ángulo, cogía “pared-txikita” tan txikita que no había piernas que la alcanzaran.Pero la ocasión mejor para apreciar la idiosincrasia especialísima de este pelotari la ofrecían los partidos “malos” los que se perdían por circunstancias especiales, como pérdida de la mano de su zaguero, o por un cúmulo de casualidades: picada de pelota, tantos de pifia etc.etc. “Sustarra I” entonces, parecía desafiar a la suerte, queriéndola reducir por las malas, enganchándola a su carro de vencedor.
Mantenía durante horas una tensión inexplicable; acudía a todas partes; pegaba con dureza, extendiendo la pelota como el primero; atisbaba un descuido del delantero, para mandar en seguida una jugada descolgada como una “icia” y aprovechándose de aquella confusión, establecía el “dominio” en el tanto llevándolo casi siempre a buen término.
En el descanso obligado por el cansancio de los contrarios Sustarra I, se quitaba las alpargatas por no confiarse ahora a unas nuevas; tiraba la txpela con coraje bajo la chapa del frontis y con la pelota en la mano, al borde de la kantxa, inquieto, parecía reprochar a los contrarios sus prolongados descansos. ¡!Había que aprovechar la racha¡¡. Cotizaba su valor moral superior en aquel momento al de la pareja contraría.
Entre los episodios más curiosos de su vida de pelotari coloco los partidos jugados en Bergara y Eibar, contra Cantabria, con el saque desde el cuadro tres éste y saque libre de Sustarra I.
En aquella época Cantabria había revolucionado el juego del (mano a mano).
Sus portentosas facultades y su indudable técnica le proporcionaron grandes triunfos contra Txikito de Azkoitia y Errezabal I.
 Casi no tenía rival serio sin embargo, después de un primer partido, en el que Sustarra I, hizo un papel muy mediocre, confió éste a algún amigo, la esperanza de ganar fácilmente a Cantabria partidos sucesivos, siempre que le quitaran al de Ermua su terrible saque.
Así se concertó el partido en Bergara y jugado admirablemente por Sustarra I, consiguió, triunfar en toda regla dejando en nueve tantos al enorme Bernardo Garate (Cantabria) en medio del asombro de los Eibarreses, que se dejaron las pesetas jugadas con “momio” crecido a favor de Cantabria.
La táctica de Sustarra I, en aquel partido fue, colocar seguida y constantemente, la pelota en el cuadro tres y medio, en rebote alto, procurando aquilatar únicamente la colocación, para cansar a Cantabria obligándose a devolver a derecha y en violento escorzo, aquella serie interminable de arrimadas que aburrieron al coloso Cantabria, haciéndole perder gusto e iniciativas que pasaron a su afortunado rival. Sustarra I, hombre sencillo y bueno, gustaba pasar desapercibido.
De poca conversación, sobre todo en Castellano y descuidado en su indumentaria, de muchacho modesto de pueblo, nadie hubiera creído al verle en la terraza de algún café del Boulebard de San Sebastian, o en la algarabía de la feria de un pueblo, que era el ídolo de los públicos y el número uno, que se disputaban los empresarios. Mucho menos parecía “ídolo y fenómeno” en su pueblo natal, colgado de un trapecio-andamio, componiendo, un canalón en el alero de un tejado, o cantando con afición, no exenta de innato sentido musical, una Salve o Misa de Réquiem en el coro de la parroquia de Azkoitia.
Hombre modesto e ingenuo, al que trastornaron los días brillantes, y que al retirarse a su pueblo, supo continuar su vida de ritmo suave y comedido, desde estás páginas me complace llamarle sabio, al que tantas veces se ha llamado artista.
¡!Con él y con José Joaquín Larrañaga (Txikito de Azkoitia) se fue el juego emocionante de delanteros en el que se hermanaban la fuerza, la destreza, la técnica y la brillantez¡¡


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