JOSÉ Mª URZELAY (URZELAY I) INCIÓ SUS ACTIVIDADES EN
EL AÑO (1887-1916)
José María Urzelai (Urzelai I)
Azkoitia-Guipúzcoa año
1876
José
María Urcelay (Urzelay I). Nació en Azkitia el 3 de Junio de 1876, fue el
pelotari , que con Txikito de Azkoitia y Marcos Astigarraga (Errezabal I)
escribieron grandes paginas en la historia de la pelota a mano a principios del
siglo veinte.
El,
pelotari Azkoitiarra Urzelai I, fue el último de los tres manomanistas de los primeros
años del siglo XX, con Marcos Astigarraga (Errezabal I) y Txikito de Azkoitia a quien Bernardo Garate
(Cantabria). Arrebató el titulo de Campeón en el año 1906. Sus actividades más
sobresalientes fueron la victoria alcanzada en el frontón Jai-Alai, de San
Sebastian contra el fenómeno Zamorano, y el torneo a zurdas disputado entre
Urzelay I, Marcos Astigarraga (Errezabal I) y Fernandez, se le consideró el mejor
manomanista del decenio 1895-1905.
Txikito
de Azkiotia, sufrió una doble derrota frente a Bernardo Garate (Cantabria), en
octubre de 1905 se concertaron dos partidos (mano a mano) en el frontón
Municipal de Bergara entre el Txikito a
la sazón el campeón y Bernardo Garate (Cantabria),
el partido se concertó, Txikito solo con
la izquierda y derecha de aire, con el saque libre, Cantabria, con las dos
manos y el saque desde el cuadro tres. En ese partido, José Joaquín Larrañaga estableció
una marca con el saque, sacando desde el txoko consiguió apuntarse 13 tantos,
Cantabria, se alzó con la txapela de Campeón-manomanista al vencer la pelea por (22-15).
Bernardo Garate (Cantabria) “Campeón-manomanista”
(1905-1911) el día de su homenaje acompañado a su derecha del Alcalde de Ermua-Vizkaia,
fue en el año 1950.
Ermua-Vizckaia 20 de Mayo
de 1883
Bernardo
de Gárate “Cantabria I” nació en Ermua-Vizcaya el 19 de mayo de 1883 y a la
edad de 14 años sufrió una caída que le dejó inutilizado su brazo izquierdo, lo
que no le impediría ser un excepcional pelotari, merced a su resistencia, a su
temperamento luchador y a su versatilidad en la ejecución de los saques, que
unas veces eran largos y arrimados y otras cortos y venenosos, como balas rasantes
que apenas botaban unos centímetros.
Fue
considerado como Campeón-manomanista, desde su última victoria sobre el Txikito
de Azkoitia en 1905,hasta su derrota en 1913 por “Zapaterito de Lekeitio”Cantabria
y Txikito de Azkoitia se enfrentaron en varias ocasiones, venciendo unas veces
Txikito y otras veces Cantabria. Hasta que el de Azpeitia, con muy buen
criterio, prefirió dedicarse a jugar como delantero en partidos por parejas y
olvidarse de los enfrentamientos “manomanistas”, que si constituían auténticos
acontecimientos no le habrían permitido jugar a pelota durante los veinte años
largos que estuvo en activo.
A
partir de entonces, su presencia fue casi obligada en todas las combinaciones
estelares que se organizaban en todos los pueblos importantes con motivo de sus
fiestas, patronales y otras festividades, cumpliendo siempre a carta cabal
hasta que, sintiéndose sin fuerzas, decidió retirarse en el año 1923.
Partido Histórico en el frontón de verano el “Jai-Alai”
donostiarra, el gran txikito de Azkoitia se enfrentó en solitario a los
hermanos Dongaitz.
Jugaba
Txikito de Azkoitia, un partido en el Jai-Alai, de Ategorrieta contra la pareja
formada por los hermanos Dongaitz, en el que llevaba ventaja El Txikito que, sin embargo, no se atrevía a
arriesgarse en dejadas ya que el menor de los hermanos era un verdadero
acróbata velocísimo, capaz de alcanzar pelotas increíbles.
Mediado
el partido sintió Txikito que perdía la mano derecha y a partir de ese momento
no pensó en otro recurso que pusiera a salvo el dinero apostado por él, que
jugar con la izquierda, alargar los tantos y esperar que se hiciera de noche
para pedir la suspensión del partido por causa de fuerza mayor. Y así
resistiría tantos de 20, 22 y 28 minutos antes de rendirse o tirar el partido. Y
todo ello sin hacer un gesto que indicara lo que sucedía, lo que hubiera podido
suponer una cierta connivencia con apostadores, que él nunca tuvo…
Marcos Astigarraga (Errezabal I), nacido en Elgoibar
en 1887, fue uno de los tres grandes manomanistas de principios del siglo
veinte. Dejo la pelota a mano y debuto como remontista en el frontón Moderno de
San Sebastián
El
primero que lo consiguió fue Marcos Astigarraga, “Errezábal I” pelotari nacido
en Elgoibar en 1887 y fallecido en Vidani en 1926 que después de ser manista
destacado se hizo profesional de remonte, en un memorable partido que tuvo por
marco el frontón Astelena Eibarrés, Errezábal I, terrible sacador, obtenía una gran
ventaja con esta jugada en la superficie pulimentada de aquella kantxa, que el
Txikito aún superior en el peloteo, no podía contrarrestar.
La
revancha se jugó en San Sebastian sacando del cuadro dos, y el triunfo fue para
el de Azkoitia, a quien ya estaba esperando otro rival, Cantabria, que también
había vencido a
Marcos Astigarraga
(Errezabal I).
ANDRÉS JUARISTI SUSTARRA (SUSTARRA I) Y FRANCISCO
ARANO (BALTASAR)
Andrés Juaristi (Sustarra I) y Francisco Arano (Baltasar)
Año 1900-1925
Este fue
el gran pelotari “Sustarra I” intención,
inteligencia, intuición del punto flaco del contrario, y aún del momento de
decaimiento que le resta moral; ataque constante, inteligente, con un final
inesperado, que desearía al enemigo y hace reír al público en medio del delirio
y del aplauso, desmedrado de figura, levantado de espaldas, delgado con una
coloración enfermiza que acentuaba su aspecto triste, jamás atleta alguno tuvo
a su servicio, aparato muscular más reducido. Pero en aquella mirada que
centelleaba en la penumbra proyectada por la “txapela”, siempre adelantada sobre
la frente, se adivinaba el tesón, la energía que desbordaba de su aspecto
exterior en cuanto entraba nuestro hombre “en situación” Sus primeros pelotazos
en un partido eran anodinos, flojos; daban la sensación de que escasamente
dominaba el peso de la pelota.
Los
espectadores que le veían por vez primera, juzgaban exageraciones de la fama,
las proezas que se le atribuían. En efecto aquellas manos exangües, no
templaban la pelota todavía; tampoco “el genio”, el coraje se había encendido.
Pero al momento a los tres tantos, empezaba a inquietarse, siguiendo el vuelo
tranquilo de la pelota del frontis a los zagueros, molesto por aquellas pegadas
que quitaban de su jurisdicción la pelota.
Con el
pretexto de descansar a su compañero, descendía al cuadro cuatro y en violenta
convulsión de los talones a la txapela, pegaba formidables mandobles,
procurando una arrimada que trajera la pelota a su campo. Enardecido ya, pero
siempre dueño de sus nervios, empezaba la serie de jugadas “llenas de veneno”.
Una dejada a la punta desde el txoko; una dejada en medio de la kantxa; otra
descolocando a la pareja, y otra, y otra, siempre en sitio inesperado,
manteniendo en danza continua a la pareja contraría, que acababa por perder el
tino en la distribución de kantxa, corriendo juntos a una pelota, o dejándola
ambos, creyéndose relevados mutuamente de acudir a ella; tropezándose en una
estorbada cómica; perdidos, en fin, en aquellas jugadas sin dureza, pero
dirigidas por un hombre sereno, calculador de distancias y apreciador del
estado de ánimo de sus contrarios. Después de esta serie de sobresaltos, una
jugada, decisiva, a dos-paredes o la cortada al “txoko”, que era en Sustarra I,
un primor de ejecución, terminaba el tanto, electrizando al público haciéndole
levantarse de sus asientos, convulso de tanto reír.
Hay un
término técnico en la pelota, que creo nació con este pelotari.
“Retorcer
la pelota” “biurta” como decimos en
vascuence. Es dar efecto, torcedura, travesía a la pelota, para que al
tomar el ángulo a una flexión violenta de riñones, además de llegar por
piernas.
Nadie
ha ejecutado esta jugada como Sustarra. Su cortada al txoko, retorcida,
colocada, pletórica de “veneno” terminaba muerta “dentro” si no alcanzaba
justamente el ángulo, cogía “pared-txikita” tan txikita que no había piernas
que la alcanzaran.Pero la ocasión mejor para apreciar la idiosincrasia
especialísima de este pelotari la ofrecían los partidos “malos” los que se
perdían por circunstancias especiales, como pérdida de la mano de su zaguero, o
por un cúmulo de casualidades: picada de pelota, tantos de pifia etc.etc. “Sustarra
I” entonces, parecía desafiar a la suerte, queriéndola reducir por las malas,
enganchándola a su carro de vencedor.
Mantenía
durante horas una tensión inexplicable; acudía a todas partes; pegaba con
dureza, extendiendo la pelota como el primero; atisbaba un descuido del
delantero, para mandar en seguida una jugada descolgada como una “icia” y
aprovechándose de aquella confusión, establecía el “dominio” en el tanto
llevándolo casi siempre a buen término.
En el
descanso obligado por el cansancio de los contrarios Sustarra I, se quitaba las
alpargatas por no confiarse ahora a unas nuevas; tiraba la txpela con coraje
bajo la chapa del frontis y con la pelota en la mano, al borde de la kantxa,
inquieto, parecía reprochar a los contrarios sus prolongados descansos. ¡!Había
que aprovechar la racha¡¡. Cotizaba su valor moral superior en aquel momento al
de la pareja contraría.
Entre
los episodios más curiosos de su vida de pelotari coloco los partidos jugados
en Bergara y Eibar, contra Cantabria, con el saque desde el cuadro tres éste y
saque libre de Sustarra I.
En
aquella época Cantabria había revolucionado el juego del (mano a mano).
Sus
portentosas facultades y su indudable técnica le proporcionaron grandes
triunfos contra Txikito de Azkoitia y Errezabal I.
Casi no
tenía rival serio sin embargo, después de un primer partido, en el que Sustarra
I, hizo un papel muy mediocre, confió éste a algún amigo, la esperanza de ganar
fácilmente a Cantabria partidos sucesivos, siempre que le quitaran al de Ermua
su terrible saque.
Así se
concertó el partido en Bergara y jugado admirablemente por Sustarra I,
consiguió, triunfar en toda regla dejando en nueve tantos al enorme Bernardo
Garate (Cantabria) en medio del asombro de los Eibarreses, que se dejaron las
pesetas jugadas con “momio” crecido a favor de Cantabria.
La
táctica de Sustarra I, en aquel partido fue, colocar seguida y constantemente,
la pelota en el cuadro tres y medio, en rebote alto, procurando aquilatar
únicamente la colocación, para cansar a Cantabria obligándose a devolver a
derecha y en violento escorzo, aquella serie interminable de arrimadas que aburrieron al coloso Cantabria, haciéndole perder gusto e iniciativas que
pasaron a su afortunado rival. Sustarra I, hombre sencillo y bueno, gustaba
pasar desapercibido.
De poca
conversación, sobre todo en Castellano y descuidado en su indumentaria, de
muchacho modesto de pueblo, nadie hubiera creído al verle en la terraza de
algún café del Boulebard de San Sebastian, o en la algarabía de la feria de un
pueblo, que era el ídolo de los públicos y el número uno, que se disputaban los
empresarios. Mucho menos parecía “ídolo y fenómeno” en su pueblo natal, colgado
de un trapecio-andamio, componiendo, un canalón en el alero de un tejado, o
cantando con afición, no exenta de innato sentido musical, una Salve o Misa de
Réquiem en el coro de la parroquia de Azkoitia.
Hombre
modesto e ingenuo, al que trastornaron los días brillantes, y que al retirarse
a su pueblo, supo continuar su vida de ritmo suave y comedido, desde estás
páginas me complace llamarle sabio, al que tantas veces se ha llamado artista.
¡!Con
él y con José Joaquín Larrañaga (Txikito de Azkoitia) se fue el juego
emocionante de delanteros en el que se hermanaban la fuerza, la destreza, la
técnica y la brillantez¡¡
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