martes, 25 de diciembre de 2018


HISTORIAS DE LA PELOTA-VASCA"

RETAZOS HISTÓRICOS DE PELOTARIS DEL

 MAUSER Y LA CESTA-PUNTA A FINALES DEL

 SIGLO XIX

 

Es el juego que se practica con el tipo de "shistera" denominada “mauser”  tiene dos versiones: la que se practica en plaza libre y recibe el nombre de a grand “shistera” y aquella otra que tiene por marco las canchas de pared izquierda, denominado juego de cesta-punta por antonomasia, aunque más conocida internacionalmente como “Jai-Alai” (fiesta alegre).



El "Joko-Garbi" y la "Cesta-Punta"

 La cesta a mauser» fue un invento del pelotari Renteriano Melchor Guruceaga, que no se proponía, ni mucho menos inventar o patentar un nuevo juego, sino simplemente acomodar las viejas a shisteras» a su muñeca fracturada. (Jugando Guruceaga en Buenos Aires el año 1887 se fracturó la muñeca y estuvo algún tiempo sin jugar). Pero cuando se reincorporó a la actividad advirtió que su mano se resentía e ideó la construcción de una cesta que le permitiera jugar mejor de revés, que si era más arriesgado para la ejecución de la jugada, le exigía un menor esfuerzo físico. Y así surgió la nueva shistera»—él decía siempre "shistera"—especial: algo más larga, más estrecha, más curvada en el fondo y más renteriano inventor de la nueva cesta y de esta manera, entre la manga ancha de los jueces y la aceptación que tenía entre el público bonaerense la nueva herramienta, fue concibiéndose un juego nuevo, que no sería conocido por el público vasco hasta 1894 en que se presentaron en San Sebastián los primeros «mauseristas», con amplio rechazo del público entendido. Sin embargo, extendida su práctica entre la juventud «pelotazale» vasca, muchos de cuyos practicantes tenían su vista puesta en los frontones americanos como meta deportiva, la cesta punta se fue perfilando como un juego de características peculiares que terminaría siendo plenamente aceptado. Quizá el momento culminante de la transición del “joko-garbi” a la cesta punta habría que buscarlo en el partido-desafío que jugaron mano a mano en Durango el joko-garbista


Juan José Irún, terrible sacador y poderoso voleista y el puntista vizcaíno Miguel Zabarte, una de las figuras del «mauser». Los terribles saques de Irún, que normalmente eran poco menos que irrestables, eran devueltos por Zabarte con absoluta naturalidad, ganando éste en el peloteo con toda facilidad la posición dominante que aquél trataba, sin éxito, de neutralizar de volea. Lleno de amargura, Juan José Irún comprendió que no tenía nada que hacer y se retiró sin esperar a que el partido acabara con un tanteo humillante. Muchos aficionados que asistieron al partido, algunos de ellos fanáticos del “joko-garbi”, salieron convencidos de que se había abierto una nueva era para el juego de la shistera. Y que encontró en Bizkaia, con una menor tradición en el uso de este tipo de herramienta, una afición virgen y bien dispuesta a entregar sus preferencias a este juego, convirtiéndose en el vivero, que nunca ha dejado de ser a partir de entonces, de los mejores puntistas que han ocupado las cabeceras de cartel en frontones del mundo entero. Profunda, con una mejor recepción de la pelota. Su aparición en la cancha con este armatoste—que llamaba más la atención porque Melchor era de baja estatura—causó no poca hilaridad entre los espectadores, que cesó en cuanto el Renteriano comenzó a repartir cestazos: la pelota, retenida en el fondo de la cesta con mayor facilidad, salía acto seguido  como una bala»—de ahí el nombre de «mauser" que recibió la nueva cesta—, que además Melchor Guruceaga donde ponía el ojo ponía la pelota): Para entonces, algunos pelotaris, como el Chiquito de Abando, que practicaban el «joko-garbi», habían hecho uso y abuso del revés, practicándolo con tal habilidad que los jueces no se atrevían a penalizarlos por “atxiki” (retención de la pelota o "mordisco" literalmente. Así las cosas, la nueva cesta de Guruceaga sería rápidamente adoptada por otros pelotaris que, como Samperio, Madurga, Recondo, Pasieguito o Larralde, tenían que estar de baja semanas enteras reponiéndose de lesiones y torceduras, lo que facilitaba, también, el juego de revés. No todos tenían la habilidad del Renteriano Melchor Guruceaga.

Angel Bilbao "Txikito de Abando"


Autor: José Javier Albisu Perez










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