martes, 4 de diciembre de 2018

Historias de la pelota-vasca

La vida y milagros de la pelotari raquetista, natural de
Eibar-
Guipúzcoa, Rosario Aranburu Mujika, más conocida
por “Charo” que jugó en los frontones de Eibar, Sevilla, Madrid, Barcelona, Valencia y Valladolid (1921-1950)


Pelotari raquetista la Eibarresa Rosario Aramburu



Nació el 2 de octubre de 1921, en la calle Ardanza,

Charo, nombre con el que jugaba en los frontones como raquetista, era producto de las escuelas de raqueta que había en los frontones “Astelena” y Municipal de Txaltxa Zelai, de Eibar. Tenía otras dos hermanas, Mari Carmen y Elentxu; y un hermano, llamado Juan María. Para completar su aprendizaje, los sábados marchaban a Elgoibar, donde había un frontón corto con rebote, contiguo a una taberna; allí se ejercitaban para aprender a rebotear. Debutó en el campo profesional con 14 años, en el Frontón Sierpes de Sevilla, el 15 de octubre de 1935, ganando 400 pesetas al mes.
El frontón era precioso y de pequeñas dimensiones, adecuado para que jugaran las raquetistas, ubicado en la calle Sierpes, nº 11, e inaugurado en 1935.
Tenía una longitud de 25,45 metros, una anchura de 7,80, una altura de frontis de 8 y una capacidad para 381 espectadores.
Se construyó para el juego de raqueta practicado por señoritas, aunque tenemos noticias de que se disputaron algunos festivales a raqueta jugados por hombres (procedentes del Nuevo Mundo, de Barcelona). Al público, no muy entendido en pelota, le gustaban más las quinielas que los partidos. Hubo un intento de contratar palistas, pero no se llevó a efecto. El frontón continuó programando festivales durante la Guerra Civil. Finalizada ésta, la empresa contrató a un reducido número de manistas, que compartieron cancha con señoritas raquetistas.
A partir de1945, se comenzó a utilizar la cancha como pista de baloncesto. Se cerró poco tiempo después. Las raquetistas se movían en un ambiente alegre y simpático, pues el frontón era frecuentado por muchos deportistas, sobre todo por futbolistas y toreros. En 1936 se celebró un famoso campeonato individual de raquetistas, en el que participaron: Antonia -la famosa “Toni” Feli, Josefina, Charo, Manola, Gallarta, Pepita y Carmina. Luego llegó la Guerra Civil y, como consecuencia, se desintegró su familia de Eibar. Su madre y su hermana Elena se fueron a vivir con ella a Sevilla. Su hermano Juan Mari murió con 18 años, en la Peña Lemona, luchando en la parte republicana. La influencia de la guerra se hacía notar hasta en el frontón, pues a las raquetistas se les hacía parar en pleno partido, mientras sonaban los acordes de la música “de los nacionales”. Las raquetistas
Estaban obligadas a escuchar los himnos con el brazo en alto, al estilo “facha”. Parece que trataban de imitar, aunque por distinto motivo, el “Ángelus” que se rezaba en los frontones de estos lares, si coincidía con las 12 del medio día.
En plena guerra todavía, pasó a jugar al Frontón Gros de San Sebastián.
En este frontón, su hermana Elena menor -luego jugaría también como raquetista, con el nombre de Elenchu- tuvo el cometido de presentar a las raquetistas las pelotas en un cestillo, para que las eligieran. A las que hacían este trabajo se les llamaba “Titas”. El Frontón Gros se inauguró el 24 de mayo de 1938. Ubicado en la calle del General Primo de Rivera, esquina con el Paseo de Colón, tenía una longitud de 31 metros, una anchura de cancha de 9, una altura de frontis de 9,35 y un aforo para 670 espectadores. Se cerró poco después, para sufrir una gran reforma. Se reabrió el 5de agosto de 1939, completamente rehabilitado, y con una capacidad para 1.668 espectadores. A las diez y cuarto de la noche, jugaron a mano: Aranburu (en solitario) contra Etxabe III y Lasa, de Betelu; Rubio y Mondragonés contra Etxabe IV y Altuna; y, a raqueta, Angelita e Irura contra Chiquita de Mallabia y Rosina. A partir de esa fecha, fue uno de los más importantes frontones de mano y se jugaron en él muchas finales del campeonato manomanista. 



Raquetistas profesionales de los años 1940

También han actuado pelotaris de cesta punta y señoritas raquetistas. Se cerró el 27 de julio de 1961, con una programación de tres partidos a mano. En el estelar, Azcarate (con la derecha) venció a Atano X. Charo, durante su estancia en la capital donostiarra, fue víctima de una sanción en la playa de la Concha.
Una sanción por una causa que ahora podríamos calificar de absurda; pero entonces, con la guerra de por medio, había normas muy rígidas.
El hecho ocurrió así: cuando estaba tranquilamente tomando el sol en la citada playa, se le acercó un policía municipal y la multó con 50 pesetas, porque estaba prohibido tomar el sol en traje de baño tumbada en la arena, según las normas establecidas en aquel entonces. La multa representaba la décima parte de las 500 que ganaba al mes; y eso era mucho dinero para pagar por una simpleza como estar tomando el sol tumbada en la playa. Terminada la Guerra Civil, marchó a Madrid para tomar parte en la reinauguración del Frontón Madrid, que durante el tiempo que duró la guerra estuvo cerrado.Este frontón estaba ubicado en la calle Doctor Cortezo, nº 8, cerca de la Puerta del Sol. Basado en un proyecto de Fernando Lozano, fue inaugurado el 5 de junio de 1929, con partidos de raqueta jugados por señoritas, siendo sus propietarios Ildefonso Anabitarte Ansa y, más tarde, Jesús Goiri. Su longitud era de 31,10 metros, con una anchura de 9,30 y una altura de 9,30, para una capacidad de 638 espectadores. El frontis era de bloques de piedra y su suelo, de losas, también de piedra. Contaba con un pequeño patio de butacas, pero gozaba de unos buenos palcos y un piso superior o galería.
Al principio fue su intendente Vicente Sabino Pedroche (Talavera), al que años más tarde le sucedería su hijo.

Grupo de pelotaris raquetistas de los años 1945 en el frontón Madrid de la capital de España, casi todas las raquetistas son de origen vasco

En este frontón había un cuadro de raquetistas de lo más destacado de la especialidad; allí conoció Charo a las mejores raquetistas, tales como Chiquita de Anoeta, Julita, Irura, “Toni” de Eibar y muchas más.
Después de estar jugando durante aproximadamente tres años, la empresa comenzó a enviar a sus raquetistas al Frontón Chiqui de Barcelona, para que jugaran en periodos cortos de unos tres meses, con objeto de reforzar el cuadro de raquetistas del frontón catalán.
En el primer viaje que hizo Charo a la capital catalana, fue acompañada por Julita y Poli; más tarde, Poli tuvo la desgracia de fallecer en Barcelona, de una enfermedad repentina.
El frontón Txiqui estaba situado en la plaza del Buen suceso, nº 1, donde ocupó parte del solar en el que estuvieron ubicados los grandes almacenes “El Siglo”, inaugurados en 1878 y destruidos la mañana del 25 de diciembre de 1932 por un incendio.
El frontón llamado también “La Bombonera”, por su elegante diseño y por los “bombones” (las atractivas señoritas que allí jugaban), fue inaugurado el sábado 21 de diciembre de 1935, con el nombre Txiqui -Alai, participando un cuadro de raquetistas. Tenía una longitud de 30 metros, una capacidad para 429 espectadores y su intendente fue Martín Aramendia que, al morir en un bombardeo durante la guerra civil en 1938, fue sustituido por el empresario Jesús Goiri.
A partir del 1 de abril de 1939, por orden gubernativa, pasaría a llamarse Frontón-Txiqui.
Durante la estancia de Charo en Madrid, conoció a Ezequiel, el que iba a ser más tarde su marido, vallisoletano de nacimiento.
Este, viviendo en París, había venido a España para luchar en el bando republicano en la Guerra Civil, durante la que fue hecho prisionero y no fue liberado hasta bastante más tarde de terminada la guerra. Después tuvo que hacer el servicio militar de tres años de duración, ya que no se había nacionalizado francés en su lugar de residencia. Fruto del matrimonio, tuvieron una hija llamada Yolanda. Ante lo cual, Charo dejó de jugar en los frontones, decisión que hoy en día se arrepiente de haberla tomado, pues recordando aquello manifiesta ahora: ¡Fue el mayor disparate que he hecho en mi vida!
El marido, sin pasaporte, se pasó a Francia de forma clandestina y se instaló en París, donde también vivía toda su familia. Charo regresó a casa de sus padres en Eibar, con la niña de tres años.
Trabajó en la pastelería Antxon, de la calle F. Calbetón, durante año y medio aproximadamente, hasta que fue solicitada para jugar en el Frontón Chiqui de Valencia. Dejando a la niña al cuidado de los padres, fue a jugar a Valencia.
El Frontón Chiqui -Jai de Valencia estaba situado en la calle Ruzafa.
Se jugaba en la modalidad de raqueta por señoritas pelotaris. Tenía un aforo de 500 localidades, con un largo de 29 metros y un ancho de 9. Fue inaugurado en 1942.
También las raquetistas de este frontón eran de gran nivel. Allí conoció a María Eugenia Zubiaurre “Txeni”, de Arrate- Eibar, que era una de las mejores. Charo jugó en ese frontón hasta que decidió retirarse, allá por el año 1950, con 28 o 29 años de edad, y volvió a Eibar, donde estaba su hija con sus padres. Acto seguido, intentó reunirse con su marido, que se encontraba en París.
Pero era imposible hacerlo por la vía normal, pues carecía de pasaporte y tampoco tenía posibilidad de que se lo concedieran. Ante eso, Charo decidió marcharse a Francia como lo hacen actualmente los africanos que llegan a las costas españolas, en patera.
Embarcando en Hondarribia junto a su hija de 4 años y otros pasajeros, a bordo de una lancha que se dedicaba a estos menesteres, en la oscuridad de la noche marcharon rumbo a Francia, pasando por la cercana población de Hendaya y después de recorrer un trayecto hasta perder de vista dicha población, bordearon la costa francesa hasta llegar a un lugar deshabitado y agreste, donde desembarcaron.
Hay que decir que, previamente, se había puesto de acuerdo con su marido sobre el día, hora y lugar en que iban a hacer la travesía. Subiendo por el monte a oscuras, llegaron al lugar previsto, donde se encontraron con su marido.
Después se trasladaron a París. En París llegaron a regentar un bar. Después de 6 años de estancia en la capital francesa, Charo decidió regresar a Eibar con su hija. En Eibar se colocó en la empresa Alfa, en la que trabajó hasta los 60 años, fecha en que se jubiló. Actualmente vive en Eibar, en la calle Legarre y, a pesar de sus 88 años de edad, se la ve llena de vitalidad. Da la impresión de que aún podría jugar un partido cortito. Su marido, Ezequiel, les visitaba periódicamente en Eibar, cuando vivía con su hija; luego falleció en París.
En la actualidad, durante los veranos marcha a Marbella -Málaga-, donde vive su hija, ya jubilada. Tiene una nieta que vive en Madrid. Charo nos dice que, como raquetista, no fue de las de primera categoría, sino de las del siguiente escalafón.
Jugaba de delantera, siendo sus pelotazos de derecha su mejor cualidad, aunque tampoco desmerecían su revés y rebote.

Texto y una fotografía de José Agustín Larrañaga
            

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