La
curiosa historia de la pelota en Italia
Este deporte llegó a Roma en el siglo XV de la mano de los Borgia y hubo épocas en la que despertó pasiones había frontones en Milán, Roma, Génova, Florencia y Nápoles
Este deporte llegó a Roma en el siglo XV de la mano de los Borgia y hubo épocas en la que despertó pasiones había frontones en Milán, Roma, Génova, Florencia y Nápoles
Milan-Italia
En el siglo XX la pelota vasca
conoció un gran momento de fama en Italia con frontones en Milán, Roma, Génova,
Florencia y Nápoles
Parece que la pelota llegó a Roma
como los toros, con los Borgia, los Borgia de Játiva que 'italianizaron' su
apellido. La tropa valenciana que llegó con los dos papas de la familia en el
siglo XV se acomodó en la ciudad e introdujo el juego de la 'pilota', como aún
se llama hoy en valenciano.
De hecho hay una calle en Roma que se
llama así, Vía della Pillota, porque en la plaza del mismo nombre, donde hoy se
levanta la
Universidad Gregoriana , era el lugar en el que se disputaban
los partidos.
Un pariente lejano del XVIII, el
erudito cardenal Stefano Borgia, también amaba este deporte y según se cuenta
eso le llevó a interesarse por unos extraños dibujos del juego de pelota que
estaban quemando unos sirvientes. Resultó ser un papiro azteca que de alguna
manera había llegado a Roma desde España. Este famoso pergamino, actualmente
custodiado en la
Biblioteca Vaticana , se conoce como el 'Códice Borgia' y en
algunas escenas describe un partido mítico entre las dos personalidades del
dios Tezcatlipoca. Ahí sí que es difícil apostar.
La pelota era muy popular en Roma y
despertaba pasiones: Caravaggio mató a un rival en una discusión sobre un punto
del juego y tuvo que huir de la ciudad.
En Italia ya había juegos de pelota,
igual que tauromaquia, herencias del imperio romano, y una rica tradición ha
terminado cuajando en muchas variantes locales.
Vista interior del hermoso frontón Italiano de Milán
“Sferisterio” inaugurado en el año 1947, con capacidad para (1.200
espectadores) obsérvese la falta de columnas y la prefecta visibilidad de la
kantxa desde todas las localidades
Era un deporte muy popular, pero se
ha ido perdiendo, aunque fue en el XIX cuando conoció su momento de mayor auge,
sobre todo en Toscana, Piamonte, Liguria y Emilia-Romagna, en centro y norte
del país.
La modalidad más conocida es el
'pallapugno' (bola-puño), que da nombre a la actual federación de pelota
italiana (FIPAP), con un centenar de sociedades inscritas y 20.000 afiliados.
Hay otros derivados locales, como el 'pallone col bracciale', que se juega en
Toscana con una pesada protección en la mano que puede llegar a pesar cuatro
kilos, y una muy curiosa en la que se utiliza una especie de pandereta a modo
de raqueta, la 'palla tamburello'.
La pasión por estos deportes en el
XIX era tal que de juego de plaza pasó a convertirse en espectáculo de pago,
con apuestas y jugadores profesionales. Muchas ciudades contaban con el llamado
'Sferisterio', un campo de juego con gradas y capacidad para miles de personas.
Algunos, como el de Macerata, son auténticos monumentos. Con el tiempo y la
falta de uso varios se han reciclado en lugares de ocio.
Los jugadores famosos eran ídolos y
algunos hasta fueron homenajeados por escritores y poetas. Por ejemplo, Carlo
Didimi, de Treia, cantado por Leopardi, cobraba por una exhibición en 1830 «no
menos de 600 escudos romanos», cuando el sueldo de un maestro de los Estados
Pontificios era de 25 a
60 escudos. Pero en el siglo XX llegó el fútbol y todo terminó.
Plantilla de pelotaris de zesta-punta en el frontón
“Sferisterio” de Milán
La pelota sobrevive en algunos
pueblos y la Federación Italiana ,
lo mantiene vivo, pero son pasiones locales o curiosidades folclóricas. No
obstante, es precisamente en el siglo XX cuando la pelota vasca conoció un
momento de fama. Milán, Roma, Génova, Florencia y Nápoles tenían frontones e ir
a ver los partidos y apostar era un entretenimiento bastante popular.
El de Nápoles se quemó, los otros
fueron derruidos y el único en pie es de Milán, pero ha sido reformado en 2003
tras años de cierre, como centro de actividades y suele alojar desfiles de
moda. Aún hoy queda el marcador original en una pared, con los términos en
euskera. La pelota vasca se jugaba en Milán desde principios de siglo, pero no
tuvo un frontón moderno y reglamentario hasta que se abrió este, en 1947, con
un aforo de 1.200 espectadores.
Por la tarde estaba abierto a los
aficionados, pero a partir de las 20.30 horas se jugaba en serio.
Las apuestas mínimas eran de mil
liras y las veladas terminaban a la una de la mañana. En una película de Carlo
Lizzani, 'La vita agra' (1964), Ugo Tognazzi tiene como compañeros de piso a
tres pelotaris, que se dedican a pisar la ropa en la bañera porque no tienen
lavadora.
En 2006 y por los esfuerzos de la Federación Italiana
volvió a los Mundiales de Pelota Vasca después de 30 años, aunque sólo en dos
especialidades.
Articulo del Correo.com. Dos
fotografías de Internet
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