HISTORIAS DEL REMONTE
“EL MAGO DEL REMONTE” SE ENFRENTA A UN GRAN
TRÍO GRAN FESTIVAL DE REMONTE EN EL
EUSKAL-JAI DE PAMPLONA
Cinco grandes pelotaris remontistas de la decada de los años 1940, son de izda a derecha: Juan Zabala (Arano I), Zacarias Elizalde (Elizalde II), Tomas Orquin, "El mago del remonte" Jesús Ábrego, y el pamplonés Sandalio Sainz
PAMPLONA 28 DE DICIEMBRE DE 1941
Vaya
por delante la afirmación, antes de comenzar la crítica al partido “estelar”
celebrado en la tarde del domingo, que no es nuestra intención restar mérito de
ninguna clase al triunfo alcanzado por el trío compuesto por Javier Eyaralar,
Arano I y Mugika II, que lo consideramos muy meritorio y legítimo por su
completa actuación, ni tampoco justificar la derrota de Jesús Ábrego, quien,
por su parte no pudo excederse en cuanto
a sacar a relucir sus portentosas facultades, añadiendo, además que en
cuatro o cinco ocasiones perdió otras tantas oportunidades para apuntarse el
tanto fácilmente.
Ya antes del encuentro, pensando precisamente en el partido ventilado
el pasado jueves, abrigamos los temores de un desenlace como el que comentamos.
Justificamos este acierto recordando nuestro comentario del domingo. Decíamos
lo siguiente.
Jesús Ábrego va a enfrentarse con el mismo trío que tan brillantemente
se le opuso el pasado jueves pero con una variante de importancia en los
cuadros zagueros.
Actuará respaldado por Tomás Orquín, en vez de Patricio, cambio que no
tiene trazas de beneficiar a Jesús, por lo que tendrá que lanzarse más a fondo,
si es que el trío responde, como así esperamos al igual que el pasado día de
Pascua.
No queremos presumir de profetas, pero algo de eso sucedió sobre la
kantxa y aún nos quedamos cortos en nuestra apreciación.
A un pelotari, aunque este sea de la categoría del “Mago de Arróniz”,
se le puede pedir o esperar que realice proezas pero no milagros.
Porque sí el trío el pasado jueves alcanzó una actuación tan completa y
soberbia teniendo a un Ábrego, sobre todo en la segunda parte inspirada, a lo
que hay que añadir lo magníficamente que le guardó las espaldas Patricio, su
colega. ¿Qué era lo que esperaba al de Arróniz, si el trío respondía como
entonces, como así sucedió, al contar en esta ocasión con un Orquín que, por
mucho que juegue con los de su clase, no está hecho ni mucho menos a la
importancia de esta clase de encuentros, por lo que su labor tenía que resultar
nula.
Además si en la tarde anterior jugando con Vizcay, contra Jacue y
Patricio estuvo sumamente desgraciado.
¿Podría caber esperar que mejorara su actuación, dentro de las
veinticuatro horas, en una actuación de tanta importancia?
De aquí es de donde sacamos la mala impresión que antes hemos comentado
con respecto a su rendimiento del día siguiente.
Programa de Pelota 28 de Diciembre de 1941
Compárese la labor de Tomás Orquín con la de Patricio Fernández, para
deducir la gran desventaja que significaba para Jesús Ábrego al tener que
cubrir o atender a todos los frentes.
Forzosamente tenía que realizar un gran esfuerzo, no llegar en debidas
condiciones a muchas pelotas, y lo que es más importante, desmoralizarse y
resignarse a sucumbir con el mínimo de brillantez posible.
Para algo nos ha de servir la experiencia, en otra ocasión, quizá
hubiéramos dicho de este partido que Ábrego estuvo desconocido y muy bajo de
forma.
Hoy después de presenciar los encuentros del jueves y del domingo,
podemos aclarar las cosas deduciendo ciertos detalles que parece que no tienen
importancia y a veces lo son todo.
El trío tuvo muy pocas dificultades, por lo que cumplieron a la
perfección.
Mugika II que sacaba desde el doce y medio, mientras que Orquín sacaba
desde el once y medio, le bastó con hacer la jugada inicial como el sólo sabe
hacerlo.
De esta forma Arano I y Eyaralar, fuertes seguros y artistas, se
encargaron de lo demás y, en última instancia, allí estaba el Mugika II muy
afortunado y violento en sus intervenciones.
Los tres pelotaris confirmaron su buena actuación del pasado jueves
pero con la diferencia de que no tuvieron necesidad de lanzarse con tanto
ímpetu por no exigirlo las circunstancias en las que se desenvolvieron.
Ábrego y Orquín, Lucian faja (azul) y el trío (colorada) el resultado
final fue de (45-40) a favor del trío
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