"HISTORIAS DE LA PELOTA-VASCA"
LOS TRINKETES EN LA PAMPLONA DEL SIGLO XIX
Fotografía de la Plaza de la Constitución, actualmente Plaza del Castillo, el año 1912, con la estatua de la Mari-Blanca (Patrona de los desamparados)
Pamplona año 1910
Este articulo esta escrito por el inefable Jokintxo
Ilundain:En el año 1840, existían en Pamplona, varios juegos de pelota,
bastantes más desde luego que hoy (año 1944), a pesar de que la ciudad no
sobrepasaba los (25.000 habitantes).
Probablemente el más antiguo, aunque de carácter
particular era el del Seminario de la calle de la Tejería , que existió medio
derruido y carcomido por el paso del tiempo t el descuido, hasta el año 1930;
tenía una puerta aparte con el Seminario y se subía al trinkete por unos ocho
peldaños de escalera irregular.
Allí llegaron a jugar varios mozos pamploneses.
Conservaba los recovecos de una construcción irregular lo cual servía para que
la pelota tomase en la pared unos efectos raros, y el techo era de vigas de
madera en tramos dispares.
Tenía un pasillo bajo, techo a la izquierda, con una
red metálica a base de hierros, y en la parte alta de la izquierda unos
balcones que en su tiempo habían sido palcos de los muy reverendos y señores
catedráticos.
Existía también el largo, para lo cual se habilitaba
en primavera, verano y en las Fiestas de
San Fermín la plaza de la
Constitución (actual plaza del castillo), en su lado más
soleado y
Se ponían bancos alrededor del juego que solían
sacarse del teatro viejo de la calle de Comedias y de la Iglesia de San Nicolás.
Pero los que fueron más populares fueron los de la Pellejería y los de la
calle de San Agustín.
El de la Pellejería estaba frente a la plazuela del
mercado de cerdos y fue derribado cuando se instalo la fábrica de pastas de
los industriales Señores. Oteiza.
Era largo y tenía salida también a la calle de los
Descalzos.
Vivió y existió durante todo el azaroso periodo de
las guerras civiles y de sitio en Pamplona.
Entre los datos que he podido investigar sobre este
frontón es que allí se reunió más de una vez la famosa partida de
“Carricalutxe”.
Una anécdota, un tanto macabra, pero de fuerte sabor
del sector turbio y pendenciero de los viejos trinketes pamploneses la voy a
recordar aquí.
Hasta hace años era conocidísima en todas las
tiendas antiguas del barrio de San Lorenzo.
El año 1885 el cólera hizo estragos en Pamplona. ¡El
famoso año del cólera¡ en el Ayuntamiento hay unas curiosas testaciones sobre
el avance del cólera.
Un escribano, anota al margen de ciertos documentos.
“El Cólera está en Caparroso”
A los cinco días: “El cólera está en Puente la Reina ”. Después: el cólera
está en Noáin, para terminar tan terrible invasión, anotando cierto día: “El
cólera ya ha llegado a Pamplona”.
Pues aún cuando la ciudad era muy pequeña fue muy
numerosa la mortandad diaria y el Ayuntamiento, para evitar el triste espectáculo
de ver “depósitos” y más “depósitos” para
toda la ciudad y a todas horas, dispuso que los que falleciesen fueran
llevados, por la noche, a la pequeña capilla de la Virgen de la O , y de allí, al filo de la
madrugada al cementerio
El otro trinkete clásico en el viejo Pamplona del
ochocientos, era el de San Agustín: más moderno que el de Pellejería, más
alegre y de más garantía.
A finales del siglo XIX, era frecuentadísimo por
toda la juventud de Pamplona, que alternaba, para satisfacer su afición entre
el “Juego-Nuevo” y el trikete de San Agustín más moderno que el de pellejería
más alegre y de más garantía.
Esta situado en el lugar que ocupo el Viejo
Euskal-Jai y su pared derecha es la que
ocupaba el bar del frontón.
Igual que el de la pellejería también tenía salida a
la calle de la Merced
y frente al trinkete había una taberna siempre frecuentada por aficionados a la
pelota y los vecinos de la calle, su dueño era un tal Azcona al que le llamaban
“Minchar”.
Varios aficionados de los que después llegaron a ser
famosos pelotaris en el Juego-Nuevo hicieron su aprendizaje en el trinkete de
San Agustín, que tenía dimensiones bastante grandes, con paredes ciegas a los
dos lados y tejadillo en la zaga.
Tal sucedió con “Matxin” el popularísimo Martín
Etxegaray, que fue uno de los que más jugaron en dicho trinkete.
Se recuerda de el un partido que jugó en mayo de
1898, contra otro buen mozo; “El Sanitario de Esquiroz”, a quien le llamaban
así porque había estado o estaba de soldado en el Cuerpo de Sanidad. Era un domingo
y comenzaron a jugar (mano a mano) a las diez de la mañana.
Entre los amigos de uno y otro, se jugaba mucho
dinero. “Matxin” salió con una camiseta de pelotari a la moda de entonces a
rayas coloradas, el “sanitario” con una camiseta de fuerte tela negra.
Cuando estaban igualados a cinco juegos muchos de
los espectadores fueron a oír misa a San Agustín, volviendo después al
trinkete.
Ya estaban jugando a cinco
nuevos juegos. Luchando y sudando, les llegó la hora de comer, bebieron algo
caliente, se abrigaron con unas mantas unos minutos y siguió el partido.
Indalecio
Sarasketa (Txikito de Eibar)
Toda la tarde estuvieron jugando y a las siete
estaban nuevamente igualados a juegos después de haber hecho cada uno (veinte
juegos) en ese momento el juez un tal “Zamorano” suspendió el partido, después de nueve horas de juego, y con
aquellas pelotas que aunque blandas, eran grandes y de poco toque.
Otro partido que aún se recuerda fue el que jugaron
Saturnino Aramendia y Lucio el Telonero, un peón que tenía Vives, contra “El
Esquilador de Astráin”, mozo que cuando venía a jugar a Pamplona levantaba un torbellino de
discusiones.
Ya de pequeño se vio en el la valía e intuición para
el juego de la pelota y los de Astráin le llevaron un día a Puente para que
jugase contra los dos mejores del pueblo.
Los de Astráin volvieron repletos de buenos dineros.
Otra vez jugó en Obanos un partido de gran expectación comarcal contra Eugenio
Eraso de Uterga, quien le ganó al “Esquilador”
Tenía días de juego genial y partidos en los que se
abatía inesperadamente.
El partido que jugó en el Trinkete de San Agustín a
que hacemos referencia era a jugar la pareja solamente con la izquierda y “El
esquilador”, libre. S atravesaron grandes cantidades de dinero y rompieron no
sé cuantas pelotas, jugaron no sé cuantas horas, porque en el trinkete aquel,
muy parecido al de Lecumberri, el tanto era muy difícil de rematar.
Y, al final, tras varias igualadas, en el último
juego, los tres o cuatro últimos tantos los hizo Aramendia con una habilidad
extraordinaria y aprovechándose del manifiesto decaimiento o descorazonamiento
del de Astraín, quien de resultas de este partido, enfermó para una buena
temporada.
En el interior de este edificio de la Santa Casa de la Misericordia del paseo de Sarasate, se construyó, el frontón "Juego-Nuevo" donde se inventó el remonte el año 1904
Antes de ocuparnos de la época de la iniciación del
remonte, que tuvo lugar en aquel inolvidable Juego-Nuevo de Pamplona, justo que pongamos un poco de orden, los recuerdos de los famosos pelotaris de fin de
siglo XIX, y que fueron, por su popularidad nacida de su valía, los ídolos de
los públicos de entonces.Además de la pelota a mano.
Privaba el guante, primero corto y después Mauser, muy alargado y estrecho, de pergamino duro y amarillento, hasta que según el Abate Blasi, invento la txistera en 1858, un pelotari francés llamado Gantxiki Harotra.
Fotografía del "Guante-mauser· y de la nueva herramienta de la pelota-vasca" el remonte
Privaba el guante, primero corto y después Mauser, muy alargado y estrecho, de pergamino duro y amarillento, hasta que según el Abate Blasi, invento la txistera en 1858, un pelotari francés llamado Gantxiki Harotra.
En todo el país, había numerosos frontones
dispuestos para tal juego, cuyo radio de acción abarcaba, con las pelotas de
entonces, hasta 18 cuadros: eran abiertos con graderías de piedra o de madera
tras la amplia y arenosa contra kantxa y tenían nombre de fama, por los
partidos que en ellos se disputaban, los dos del viejo Bilbao, el de Portugalete,
Markina, Durango, Vergara, Azpeitía, Renteria…y el Juego-Nuevo de Pamplona,
adosado a la casa de Misericordia, cuando estaba situada en la Taconera , posteriormente
Paseo de Sarasate, y después, el gran frontón
descubierto de verano el Jai-Alai del barrio de Ategorrieta de San
Sebastián que se construyó en el año 1886, al calor del renacimiento de la
afición a la pelota, operado por Indalecio Sarasketa, el “Gran Txikito de
Eibar”.
Estos tres históricos pelotaris, primero de "Guante" y después de remonte cuando se inauguró frontón "Euskal-jai" en laC/ San Agustín de Pamplona, son de izda a dcha: Juan Moya Bernedo (Inventor del remonte) Vicente Ezeiza y el gran José Murillo (El Abrego de su tiempo)
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