HOMENAJE
HISTORIAS DE LA "CESTA-PUNTA" EN FILIPINAS, MANILA Y CEBÚ
Un puñado de aficionados a la pelota vasca, un deporte que causó furor en
Filipinas, se esfuerza para evitar la desaparición del moribundo frontón de
Cebú, otrora uno de los mayores fortines asiáticos de este deporte.
En una época lejana, la cesta punta adquirió tintes de epopeya: en los frontones de China, el Cairo, Cuba, Buenos Aires, Bogotá, Tánger, Estados Unidos... Y
cada pelotari que pisó esas kanchas es parte de esa epopeya
Desde Miguel López de
Legazpi, fundador de la ciudad de Manila, Andrés de Urdaneta, o el alavés
Domingo de Salazar, primer Obispo de Filipinas, muchos son los vascos que se
trasladaron en busca de un mejor porvenir a las tierras que avistara Magallanes
en 1521. La pérdida de las colonias norteamericanas y principalmente la primera
guerra carlista, influyó en que vascos de todas las provincias emigraran a
Filipinas con todos sus pertrechos y tradiciones. Naturalmente, la pelota vasca
era una de éstas.
La primera referencia de la existencia de un frontón en Manila data de finales del siglo pasado, cuando los hermanos Elizalde, construyen una pequeña kantxa en su casa de la calle Numancia, en el distrito comercial de Binondo de la capital filipina.
La primera referencia de la existencia de un frontón en Manila data de finales del siglo pasado, cuando los hermanos Elizalde, construyen una pequeña kantxa en su casa de la calle Numancia, en el distrito comercial de Binondo de la capital filipina.
Los
Elizalde originarios del valle del Baztan hicieron rápida fortuna a través de
la incipiente industria del azúcar concentrado en la isla de Negros, y con el
tiempo se convirtieron en una de las familias más poderosas del archipiélago.
En la tosca pared de la calle Numancia se reunía gran parte de la diáspora
vasca y el nuevo juego en sus modalidades de mano, pala y cesta, acabó por
contagiar a norteamericanos y filipinos que montaron sus propios frontones. La
puesta de largo oficial de la pelota vasca en Manila, sucede en 1917, cuando el
selecto Casino Español acondiciona un frontón de condiciones casi
profesionales. En plena época de colonialismo norteamericano alcanza notoriedad
un deporte ajeno al baseball y que comienza a ser introducido entre lo más
selecto de la sociedad. El 18 de junio de 1939, se aprueba la ley conocida como
franquicia del “Jai Alai” que legaliza este juego y autoriza las apuestas.
Entre
los miembros de la Jai Alai.
Corporation se encontraban hombres de negocios como Juan Miguel Elizalde, el
presidente de Tabacalera Adrian Got y Manuel Nieto, ayudante de campo del
presidente Quezón, y dos viejos conocidos de la época de la cesta en China:
Teodoro Jauregui y Haig Assadourian, participando de un 2% de la empresa. El
nuevo Jai Alai, emplazado en la céntrica Taft Avenue se abre en septiembre de
1940 con una inversión de millón y medio de pesos y una franquicia de 25 años.
El edificio de cuatro pisos se convierte en uno de los mejores del mundo
ofreciendo aire acondicionado, planta eléctrica propia, ascensores, salón de
baile y varios bares y restaurantes. La oferta pronto se ve apoyada por las
clases altas y la comunidad extranjera, convirtiéndose en uno de los lugares de
ocio preferidos por las élites.
En
1941 el empresario filipino Vicente Madrigal sustituye como presidente de la Corporación a Elizalde
y compra la parte de Jauregui por 125.000 pesos. En plena negociación con
Assadourian, los japoneses atacan Pearl Harbour y la guerra en el Pacífico
convierte a Filipinas en uno de sus epicentros.
Invasión japonesa y segunda guerra mundial.
Tras
la huida de Douglas MacArthur de Corregidor junto al presidente Quezón,
filipinas es ya territorio abonado para los japoneses, y en Manila éstos
instauraron un gobierno títere presidido por José Laurel. A principios de la
ocupación, Madrigal abrió los locales del “Jai-Alai” para atender a los heridos
víctimas de los raids aéreos, con lo que la kantxa de cemento se convierte en
un gran hospital. Como el alto mando japonés había decidido mostrar al exterior
una imagen de normalidad que testificara que el pueblo filipino era partidario
de la ocupación, se ordena normalizar todas las actividades pacíficas de antes
de la guerra incluida la cesta punta que se reanuda en noviembre de 1943.
Assadourian, continuó como general manager hasta 1943 año en que los japoneses
lo internan junto a miles de extranjeros en la Universidad de Santo
Tomás, ya que como ciudadano egipcio le consideraban aliado británico. De
origen armenio, Haig Assadourian entre en el mundo de la pelota en los
frontones de Egipto donde se presenta como masajista y campeón boxístico del
norte de Africa, y más tarde lo encontramos de empresario en China junto a
Teodoro Jauregui. Acabada la guerra Assadourian testificará contra Madrigal en
el juicio a éste por colaborar con los japoneses, su pista se pierde en el
frontón de Las Vegas trabajando para la mafia a la que no interesaba un negocio
que hiciera competencia a sus casinos. A pesar de la contienda bélica, el "JaI-Alai",
incrementó público e ingresos, quizás debido a que prohibida la importación de
películas norteamericanas y europeas, las actividades de ocio se centraron en
el frontón de Taft Avenue. El lugar también se convirtió en centro social para
los empresarios de Tokio y los mandos militares japoneses, no en vano disponía
de imprescindible aire acondicionado en la calurosa Manila, buena música, cata
de vinos, excelente comida y fundamentalmente la legalidad que imponía el nuevo
orden. En el que es lado menos amable de la historia del Jai Alai, la Kempetai , la Gestapo japonesa que
mantenía una suite para interrogar y torturar a todo sospechoso de participar
en actividades guerrilleras. Los soldados del emperador Hiro-Hito se hicieron
con la unidad eléctrica del Jai-Alai, pagando a Madrigal la cantidad de 25.000
pesos. La liberación de Manila produjo un saldo de miles de muertos
principalmente a manos japonesas. y entre las victimas estaban el pelotari
Ramón Ayestaran de Renteria y Alfonso Muartegui "filipino" primer
pelotari profesional filipino aunque de ascendencia vasca El empresario
Madrigal fue detenido junto a mas de 3.000 personas acusadas de colaborar con el
enemigo y algún pelotari como Salsamendi, entró en lista negra quedándose sin
visado para viajar a Estados Unidos. Tras un juicio en el que Assadourian acusó
a Madrigal de haber dado un discurso a los empleados del Jai-Alai, alentándolos
a colaborar con los japoneses y de haberles vendido la unidad eléctrica de
manera voluntaria, Madrigal fue absuelto de todos los cargos y recomenzó sus
negocios incluido el frontón, acabando sus días como senador. En realidad a los
norteamericanos no les interesaba encarcelar a unas élites que luego podrían
ejercer de sumisos aliados, como es el caso de Manuel A. Roxas que a pesar de
su romance con los japoneses, acabó de presidente de la República de Filipinas
avalado por el propio MacArthur.
Esplendor y Caída
En 1947 se reabre el Jai Alai, de Manila, cuyo edificio se había visto afectado por los bombardeos aunque de manera menos intensa que ese 80% de las casas que fueron destruidas. Con una inversión de tres millones de dólares, el arquitecto Filipino Carlos Da Silva es el encargado de la restauración para lo que opta por una fusión de las culturas que alberga Filipinas: malaya china, musulmana-española y norteamericana. El famoso night club del Skay Room se abre al público en Julio del 1948 y el nuevo restaurante, el Keg Room en agosto de ese mismo año, y Vicente Madrigal decide pasar a un segundo plano pero conservando la totalidad del negocio. De esta forma, delega en su hijo Antonio Madrigal que ejerce de presidente y el veterano de guerra, el coronel José Razón es nombrado vicepresidente. El eibarrés Lucio Barrenetxea, uno de los componentes del cuadro de 1948 recuerda así la reapertura del Jai-Alai, manileño, "éramos un cuadro compuesto por 35 pelotaris con gente contratada en España como Alfredo Rocha de Berango, Allende de Cintruénigo, Lorenzo Arriola de Berriatua, su paisano Andonegui, Alberto Bilbao, Ronco de Bilbao y Elías Bascaran de Marquina por citar unos cuantos". Otro grupo formaba parte del cuadro de 1940 al que sorprendió la guerra, por lo que tuvieron que pasar en Manila esos duros años en plena supervivencia, gente como los eibarreses José María Arancibia y Marcos Guisasola, el debatarra Germán Aguirre, José Malluquiza de Marquina o Melchor Guruceaga de Rentería. Otro grupo procedía de China donde el cierre de sus frontones los había conducido a la cercana Manila, como Joaquín Taboada, veterano de las cantxas de Egipto, Cienfuegos, Miami, New Orleans, Chicago, Tien Sin y Shanghai, Marcelino Aguinaga que jugó 14 años en Tiensin o Juan Garagarza de Motrico. El intendente era Alejandro Argarate de Placencia, que también había llegado a Manila en 1940.La Filipinas de los primeros cincuenta comienza a
recuperarse de los trastornos de la guerra gracias a la ayuda de Estados
Unidos, país que seguía tutelando a la antes colonia española a pesar de la
independencia declarada en 1945. El Manila Hotel símbolo del glamour pasado es
reconstruído y el pelotari Aranzibia, es el encargado de dirigir la sala fiesta
Pavillion en dicho hotel. Todavía se baila entre las élites el tradicional y
colonial Rigodón, pero ya causan furor los sonidos patentados por Benny Goodman
y las big bands norteamericanas a la vez que los ritmos latinos como el mambo,
el calipso o la guacha que en Hollywood han introducido Xavier Cugat y Carmen
Miranda. Tyrone Power causa sensación entre las jóvenes filipinas cuando rueda
en el país la producción de Fritz Lang "American Guerrilla in the
Philippines" y en el celuloide local destacan los galanes mestizos Oscar
Moreno "el Clark Gable filipino" y Mario Montenegro conocido como
"el Adonis moreno". En el Sky Room se puede disfrutar de la orquesta
de Serafin Payawal con el gran Bimbo Danao como principal vocalista y degustar
en el Keg Room de las tradicionales paella, lengua estofada o el refrescante Halo
halo. El frontón es un exponente de las desigualdades sociales, arriba la gente
guapa, y abajo contra la red y fuera de la influencia del aire acondicionado el
tao, el filipino de a pie que jalea a los pelotaris para que les procuren
dinero en la apuesta. Aunque solicitados por las ricas familias y sus herederas
"para purificar su sangre se dice medio en broma" los pelotaris
pronto organizan sus propios txokos como Marcos Guisasola, conocido como
"txikito de Baclaran" por instalar una pequeña taberna en dicho
lugar. "Era un chiringuito junto a la playa de Baclaran donde nos bañábamos
-dice Lucio Barrenetxea.
En 1947 se reabre el Jai Alai, de Manila, cuyo edificio se había visto afectado por los bombardeos aunque de manera menos intensa que ese 80% de las casas que fueron destruidas. Con una inversión de tres millones de dólares, el arquitecto Filipino Carlos Da Silva es el encargado de la restauración para lo que opta por una fusión de las culturas que alberga Filipinas: malaya china, musulmana-española y norteamericana. El famoso night club del Skay Room se abre al público en Julio del 1948 y el nuevo restaurante, el Keg Room en agosto de ese mismo año, y Vicente Madrigal decide pasar a un segundo plano pero conservando la totalidad del negocio. De esta forma, delega en su hijo Antonio Madrigal que ejerce de presidente y el veterano de guerra, el coronel José Razón es nombrado vicepresidente. El eibarrés Lucio Barrenetxea, uno de los componentes del cuadro de 1948 recuerda así la reapertura del Jai-Alai, manileño, "éramos un cuadro compuesto por 35 pelotaris con gente contratada en España como Alfredo Rocha de Berango, Allende de Cintruénigo, Lorenzo Arriola de Berriatua, su paisano Andonegui, Alberto Bilbao, Ronco de Bilbao y Elías Bascaran de Marquina por citar unos cuantos". Otro grupo formaba parte del cuadro de 1940 al que sorprendió la guerra, por lo que tuvieron que pasar en Manila esos duros años en plena supervivencia, gente como los eibarreses José María Arancibia y Marcos Guisasola, el debatarra Germán Aguirre, José Malluquiza de Marquina o Melchor Guruceaga de Rentería. Otro grupo procedía de China donde el cierre de sus frontones los había conducido a la cercana Manila, como Joaquín Taboada, veterano de las cantxas de Egipto, Cienfuegos, Miami, New Orleans, Chicago, Tien Sin y Shanghai, Marcelino Aguinaga que jugó 14 años en Tiensin o Juan Garagarza de Motrico. El intendente era Alejandro Argarate de Placencia, que también había llegado a Manila en 1940.
No
tenía horario y predominaba el chuletón y el whisky. Si bien Guisasola, era su
mejor cliente, íbamos todos los pelotaris a beber y cantar y se creaba un gran
ambiente. Se hizo tan popular que a veces aparecían personalidades como el
embajador norteamericano". José Mari Ormaetxea, el popular
"Guernika" fue otro de los pelotaris reconvertidos en empresario
hostelero. Se había casado con una rusa blanca en Shanghai donde ésta regentaba
varios clubs de tenis, y aún hoy permanece con otros dueños el restaurante
Guernika en la calle M. H. Del Pilar. Otro simpático pelotari amigo de la
jarana era José Antonio Zaldunbide, conocido en Filipinas como Txaparro, que
regentó durante 7 años la "Taberna Txaparro" y a quien recuerda su
amigo el pelotari de Elgoibar Sabino Argarate "solíamos celebrar una
especie de fiesta vasca el día de San Ignacio e improvisábamos un grupo de
danzas en actos de beneficencia. Yo y Txaparro sabíamos bailar el zortziko y el
banako y enseñábamos a los demás. También había un filipino que aprendió a
tocar el txistu ayudado por un capuchino navarro". La entrada de la
modalidad de quiniela conocida como "llave" supuso un mayor ingreso
de dinero en la apuesta.
En
la “llave” participan 10 pelotaris que disputan 9 tantos, y a parte del
vencedor se declaran ganadores los segundos y tercer puestos según los tantos
obtenidos. Este sistema adquiere cifras de escándalo cuando el Jai Alai pasa a
manos de la Philippine
Jai Alai and Amusement Corporation (PJAC), propiedad de la
familia Romuáldez.
Éste
es el clan compuesto por los parientes de Imelda Romuáldez, esposa del dictador
Ferdinand Marcos y el frontón se convierte en su feudo particular y en una
continuación del sistema de corrupción generalizado en el archipiélago.
Ya
en 1982 saltó un gran escándalo cuando 34 pelotaris son suspendidos y obligados
a entregar el pasaporte acusados de amañar la cifra de 450.000 pesos. Cuando
Estados Unidos retira el apoyo a la "dictadura conyugal" de la
familia Marcos tras el asesinato del líder opositor Benigno Aquino, la viuda de
éste, Corazón Aquino toma la presidencia y su primera medida es limpiar el
tejido corrupto que envolvía la administración y el sistema político. Mediante
la creada "Comisión Presidencial para un buen Gobierno", se cierran
definitivamente los frontones de Manila y Cebú a los que el tiempo deteriora
inexorablemente a la espera de una difícil solución judicial y política.
El Jai Alai de Cebú
Cebú City, capital de la isla de Cebú, es la segunda ciudad de Filipinas y pertenece al grupo conocido como "Islas Visayas". Su idioma el visaya, procede de la misma raíz común que el tagalo, junto al inglés el idioma oficial filipino, y en Cebú siempre se ha mirado con recelo ala Manila tagala y
centralista. Cebú es también el lugar en el que Magallanes perdiera la vida en
batalla con el jefe local Lapu Lapu y donde el guipuzcoano Legazpi estableciera
el primer asentamiento español con trazas de temporalidad.
El Jai Alai de Cebú
Cebú City, capital de la isla de Cebú, es la segunda ciudad de Filipinas y pertenece al grupo conocido como "Islas Visayas". Su idioma el visaya, procede de la misma raíz común que el tagalo, junto al inglés el idioma oficial filipino, y en Cebú siempre se ha mirado con recelo a
En
1967 y al margen de sus espectaculares playas, en la ciudad de Cebú se podía
disfrutar de un espléndido frontón construido gracias a la labor de los
promotores Aranzibia, el arquitecto Julio Rocha y el abogado Vicente Francisco,
siendo sus propietarios las familias Mora y Aboitiz, éstos últimos originarios
de Lekeitio y durante años dedicados al transporte maritimo entre las
principales islas filipinas. el “Jai Alai” de Cebú, estuvo cerrado entre 1972 y
1976, años en los que Marcos decretó la ley marcial, volviéndose a abrir para
fenecer a la par que su primo de Manila en 1986.
De
él queda hoy su sólida estructura y una kantxa en la que entrenan aficionados.
Las gradas permanecen ocupadas por gente confeccionando espantapájaros que son
exportados a Taiwan, dado que el dueño de esta curiosa empresa paga un alquiler
a los dueños del local. En Cebú permanecen dispersados tres pelotaris, los
guipuzcoanos Olano, Larrañaga y Arano que ocasionalmente se reúnen en el
restaurante que este último posee en la zona de Guadalupe y en el que se
confunden el sabor de los chipirones en su tinta con los recuerdos de la cesta
punta en esta parte del planeta. Ángel Arano cuyo primer apellido es Ibarlucea,
nació en Elgoibar y posee la nacionalidad filipina desde 1976. Comenzó jugando
en Palma de Mallorca y en 1952 lo encontramos en Milano, "donde pude ver
actuar a María Callas. Cuando no jugaba iba a ver ópera a la Scala y a la Piccola Scala ",
nos cuenta entusiasmado mientras escucha a Caruso cantando en español. En 1964
llega a Filipinas donde alterna hasta el cierre de los frontones de Manila y
Cebú como jugador e intendente. Arano, que tiene dos hijos viviendo en Estados
Unidos, aparece algún que otro verano en Elgoibar donde vive su madre y que
cada vez encuentra mas cambiado, "antes si ibas de juerga no te caías
parqué te lo impedían las paredes de la calle -bromea- lo que no ha cambiado
son los callos del bar Iriarte que son los mejores del mundo". Mirando
hacia aquellos años que ya no volverán de vida barata, el frontón a rebosar y
los pelotaris tratados como estrellas de cine, plantea divertido, pero, ¿y si
volvieran?
Fuente:
(Mutxo! núm. 7, 1999)
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