sábado, 21 de noviembre de 2015

HISTORIAS DE LA ZESTA-PUNTA

 EL PELOTARI GUIPUZCOANO,

MELCHOR GURUCEAGA 


INVENTO LA ZESTA-PUNTA ACTUAL EN EL AÑO 1887


El pelotari Renteriano, Melchor Guruceaga


Renteria-Guipúzcoa año 1865
Melchor Guruceaga, nació en Errenteria-Guipúzcoa, el 6 de enero de 1865, y se presentó a los diecinueve años en su misma población natal, jugando con Elícegui y Samperio contra los hermanos "Brau". Pasó luego por los frontones de Bilbao y Abando, e hizo tres viajes a América. Jugador vivísimo y elástico, flexible y centelleante como una chispa eléctrica, con gran habilidad si no sobrado de fuerza, fue uno de los pelotaris de más larga vida en los frontones, que comenzó en 1884 y terminó en 1911 para retirarse tras de veintisiete años de actuación. Ganó mucho dinero y fue fundador de una dinastía que prolongaron seis hijos suyos pelotaris. Habiéndose fracturado una muñeca en Buenos Aires y no pudiendo manejarla con soltura, se hizo una cesta más larga y recurvada que las que se utilizaban, y con ella empezó a prodigar el revés con tanto éxito que no tardó en ser adoptada por la generalidad de los jugadores.

Juan José Gorostegi, la figura del frontón Madrileño “Beti-Jai”


Fue la llamada gran chistera o cesta máuser. Ref. Luis Bombín, 1946. La “cesta -mauser» fue un invento del pelotari Renteriano, Melchor Guruceaga, que no se proponía, ni mucho menos inventar o patentar un nuevo juego, sino simplemente acomodar las viejas txisteras» a su muñeca fracturada. Jugando Melchor Guruceaga en Buenos Aires el año 1887 se fracturó la muñeca y estuvo algún tiempo sin jugar.
Pero cuando se reincorporó a la actividad advirtió que su mano se resentía e ideó la construcción de una cesta que le permitiera jugar mejor de revés, que si era más arriesgado para la ejecución de la jugada, le exigía un menor esfuerzo físico.
Es el juego que se practica con el tipo de "txistera" denominada «mauser» y tiene dos versiones: la que se practica en plaza libre y recibe el nombre de grand shistera» y aquella otra que tiene por marco las canchas de pared izquierda, denominado juego de cesta-punta por antonomasia, aunque más conocida internacionalmente como “Jai-Alai” (fiesta alegre). La cesta mauser» fue un invento del pelotari renteriano Melchor Guruceaga, que no se proponía, ni mucho menos inventar o patentar un nuevo juego, sino simplemente acomodar las viejas txisteras» a su muñeca fracturada. (Jugando Melchor Guruceaga en Buenos Aires el año 1887 se fracturó la muñeca y estuvo algún tiempo sin jugar. 

La gran txistera (Melchor Guruceaga año 1887)


 Pero cuando se reincorporó a la actividad advirtió que su mano se resentía e ideó la construcción de una cesta que le permitiera jugar mejor de revés, que si era más arriesgado para la ejecución de la jugada, le exigía un menor esfuerzo físico.
Y así surgió la nueva shistera»—él decía siempre "txistera"—especial: algo más larga, más estrecha, más curvada en el fondo y más profunda, con una mejor recepción de la pelota. Su aparición en la cancha con este armatoste—que llamaba más la atención porque Melchor era de baja estatura—causó no poca hilaridad entre los espectadores, que cesó en cuanto el renteriano comenzó a repartir cestazos: la pelota, retenida en el fondo de la cesta con mayor facilidad, salía acto seguido como una bala»—de ahí el nombre de «mauser" que recibió la nueva cesta—, que además Melchor Guruceaga, (ponía la pelota donde ponía el ojo): Para entonces, algunos pelotaris, como el Txiquito de Abando, que practicaban el «joko-garbi», habían hecho uso y abuso del revés, practicándolo con tal habilidad que los jueces no se atrevían a penalizarlos por «atxiki» (retención de la pelota o "mordisco" literalmente. Así las cosas, la nueva cesta de Guruceaga sería rápidamente adoptada por otros pelotaris que, como Samperio, Madurga, Recondo, Pasieguito o Larralde, tenían que estar de baja semanas enteras reponiéndose de lesiones y torceduras, lo que facilitaba, también, el juego de revés.
No todos tenían la habilidad del Renteriano, inventor de la nueva cesta y de esta manera, entre la manga ancha de los jueces y la aceptación que tenía entre el público bonaerense la nueva herramienta, fue concibiéndose un juego nuevo, que no sería conocido por el público vasco hasta 1894 en que se presentaron en San Sebastián los primeros «mauseristas», con amplio rechazo del público entendido.
Sin embargo, extendida su práctica entre la juventud «pelotazale» vasca, muchos de cuyos practicantes tenían su vista puesta en los frontones americanos como meta deportiva, la cesta punta se fue perfilando como un juego de características peculiares que terminaría siendo plenamente aceptado. Quizá el momento culminante de la transición del “joko-garbi” a la cesta punta habría que buscarlo en el partido-desafío que jugaron mano a mano en Durango el jokogarbista Juan José Irún, terrible sacador y poderoso voleista y el puntista vizcaíno Miguel Zabarte, una de las figuras del “máuser”. Los terribles saques de Irún, que normalmente eran poco menos que irrestables, eran devueltos por Zabarte con absoluta naturalidad, ganando éste en el peloteo con toda facilidad la posición dominante que aquél trataba, sin éxito, de neutralizar de volea
Lleno de amargura, Juan José Irún comprendió que no tenía nada que hacer y se retiró sin esperar a que el partido acabara con un tanteo humillante.
Muchos aficionados que asistieron al partido, algunos de ellos fanáticos del
“joko garbi”, salieron convencidos de que se había abierto una nueva era para el juego de la txistera. Y que encontró en Vizcaya, con una menor tradición en el uso de este tipo de herramienta, una afición virgen y bien dispuesta a entregar sus preferencias a este juego, convirtiéndose en el vivero, que nunca ha dejado de ser a partir de entonces, de los mejores puntistas que han ocupado las cabeceras de cartel en frontones del mundo entero.

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