domingo, 30 de diciembre de 2018


"Historias de la pelota-vasca"

Los primeros campeonatos de remonte-individual se celebraron en el verano del año 1915, en el
frontón de verano descubierto frontón “Jai-Alai” del barrio Donostiarra de Ategorrieta, participaron los cuatro “Ases” del cuadro Pequeño de Elgoibar, Arzamendi, Berolegi y
“El León Navarro” Joshé Irigoyen.


Programa anunciador del “Campeonato-Individual de remonte” en el frontón descubierto de verano el  frontón “Jai-Alai” en el barrio donostiarra de Ategorrieta.

En el año 2018 la modalidad de pelota vasca el remonte cumplió  114 años de vida. La cesta de mimbre que introdujera el pamplonés Juan Moya Bernedo el año 1904 en el frontón "Juego-Nuevo" de pamplona, pronto recibió la aceptación de los pelotaris que jugaban bien con guantes de cuero o bien a mano descubierta.

El Guante, el 1º inferior  que fue desplazado por el remonte 2º superior en el año 1904 año de su invención por el Pamplonés Juan Moya Bernedo

San Sebastián 25 de Julio de 1915

La ciudad de San Sebastián en la que por aquel entonces se respiraba un aire liberal y aristócrata no tardó en adoptar aquella nueva modalidad que fusionaba el juego tradicional con las nuevas corrientes, y la Empresa de Pelota del Moderno congregó a las mejores figuras que destacaban en la cancha.
La afición remontista no cesaba de aumentar. No había día en que no se editara alguna crónica sobre estos partidos, que en aquellos primeros años prevalecían incluso sobre el fútbol.
Los partidos solían ser de dobles, individuales, de uno contra dos o incluso de dos contra tres. La empresa procuraba hallar el equilibrio entre las parejas atendiendo a su nivel deportivo, y también para decidir el cuadro por el que iba a realizarse el saque. Así es como empezaron a organizar campeonatos.
Para dar con noticias sobre los primeros campeonatos que tuvieron lugar en San Sebastián, se han de hojear los antiguos periódicos del verano de 1915, fecha en la que se celebró un majestuoso campeonato individual entre los cuatro mejores pelotaris del momento.

Aspecto que presentaba el frontón Jai-Alai Donostiarra en  la celebración del
“Campeonato-Individual” de remonte del año 1915
.

Tales jugadores no eran otros que Pequeño de Elgoibar, que jugaba en Pamplona, y Arzamendi, Berolegi e Irigoyen, de San Sebastián. Los partidos a jugar eran dos: el día de Santiago tendría lugar el de Pequeño de Elgoibar contra Julián Arzamendi, y el siguiente sábado el deFelix Berolegi contra Irigoyen. La gran final entre los vencedores se celebraría el 8 de agosto. Todos los saques se habrían de realizar desde el noveno cuadro. El campeón no sólo se alzaría con el preciado título, sino que además obtendría una medalla y un premio dotado con 500 pesetas. Los partidos se jugarían en el frontón descubierto Jai Alai de Ategorrieta, a las cuatro y media de la tarde, y en el caso de que hiciera mal tiempo, en el frontón cubierto Moderno de Atocha. El punto de venta de las entradas estaba localizado en la Central de Automóviles, en el número 1 de la Alameda (en el Hotel Central del Boulevard). Todas las sillas, palcos y galerías estuvieron llenos a rebosar en los tres partidos. Ni tan siquiera el doble de gradas habría sido suficiente como para dar cabida a todos los aficionados. Había espectadores incluso en el tejado. En lo que respecta al precio de las entradas de este Campeonato, hay señalar que los palcos de ocho estaban a 22 pesetas, las sillas numeradas de la cancha a 3, y los bancos de la cancha a 2 pesetas. Las primeras filas de la galería costaban 1,25 pesetas, y las restantes 0,75.

El pelotari Navarro Joshé Irigoyen “El León Navarro” que participó en el campeonato-individual de remonte, y que perdió frente al gran remontista Azpeitiano Felix Berolegi

Concentrémonos, pues, en el partido. La cátedra en la primera eliminatoria presentaba una desproporción de 20 a 15 a favor de Pequeño de Elgoibar; no obstante, Julian Arzamendi se impuso sin dificultad alguna y el partido finalizó con un resultado de 50 a 33. A ambos pelotaris les resultó muy difícil mantenerse al margen del ambiente reinante, y si bien al principio no realizaron un buen juego, Julián terminó por ser el vencedor absoluto frente al elgoibartarra.
En la segunda vuelta para la final, celebrada el día de San Ignacio, Berolegi tuvo como contrincante al joven Irigoyen. El periodista del diario republicano La Voz de Guipúzcoa aseguraba que el ambiente en Ategorrieta superaba con creces al que se respiraba durante la época dorada.
La cátedra se inclinaba por Felix Berolegi, a pesar de ir perdiendo 27 a 18, y haberse caído y lastimado la cabeza. Los espectadores se llevaron un buen susto cuando tuvo que ser conducido a la enfermería, aunque sus temores se disiparon al observar que regresaba a la cancha. Y no defraudó a sus seguidores: lleno de ímpetu, consiguió empatar en dos ocasiones, a 28 y a 32, y no tardó en tomar la delantera, consiguiendo el pase para la final gracias a un resultado de 50 a 42.
La empresa organizó partidos previos a la celebración de la final entre las cuatro figuras, de parejas, de perdedores contra ganadores. El primer día de agosto, cuando Irigoyen y Pequeño de Elgoibar iban ganando 4 a 2, la lluvia obligó a suspender el partido, que tuvo que postergarse hasta el día 5. Tres de los pelotaris, junto a Vega, partieron hacia el frontón Moderno. ¡Apenas había espacio para albergar a la cantidad de espectadores, que acudieron en tranvía, en coche y en automóviles! El partido concluyó con la victoria de Irigoyen y Vega, frente Arzamendi y Pequeño de Elgoibar, con un resultado de 50 a 39. En el segundo partido, que tuvo lugar el 5 de agosto, Berolegi y Arzamendi arrasaron y dieron una inmensa paliza a Irigoyen y Pequeño de Elgoibar, ganando por 50 a 26. Los rojos no consiguieron imponerse en el marcador ni en una sola ocasión.
Por fin, llegó el día de la gran final. A las cuatro y media de la tarde el Frontón Jai Alai, ofrecía un aspecto inmejorable. Se respiraba una gran excitación, ya que el primer partido de la jornada iba a ser nada menos que la final.


Los dos pelotaris finalistas del Campeonato Individual de remonte.
Julián Arzamendi Larrea
  y Félix Berolegi Orbegozo

Los jugadores fueron recibidos en la cancha con una gran ovación. La cátedra se inclinaba con una ventaja de 20 a 12 por Arzamendi. El saque le correspondió a Berolegi, y marcó cuatro tantos seguidos. Las apuestas, sin embargo, apuntaban a favor de Arzamendi. No tardó en empatar a cinco y adelantarse en el marcador. Julián mostraba una gran maestría en aquello que los entendidos llamaban toque. Berolegi, por su parte, quería demostrar que su habitual destreza era más que suficiente para derrotar al león. Cada tanto que marcaban constituía toda una pelea, y el público no cesaba de aplaudir el magnífico espectáculo que estaban ofreciendo. A partir del empate a 19, fue Felix Berolegi quien se antepuso. La gente que apostó por lo bajo se mostraba satisfecha y confiada en su victoria. Durante los siguientes tantos no hizo sino mantenerse la proporción, y se produjeron muchos empates, a 23, 25, 26, 28, 30 y a 37, este último de los más peloteados, que marcó Berolegi. Jugaba en los cuadros delanteros unas pelotas muy difíciles, logrando derrotar al poderoso contrincante. Los espectadores se pusieron en pie para aplaudir al famoso delantero.
Se produjo otro empate a 38, y un último a 43. De ahí en adelante Julián Arzamendi se impuso haciendo gala de una fuerza pasmosa. Julián llegó a la última vuelta sin que Felix Berolegi marcara más de dos tantos, que en esta última fase no llegó a demostrar ni un cuarto de lo que venía realizado durante el partido. Estaba irremediablemente doblegado a la bravura del extraordinario contrincante. Así, aquel primer Campeonato de Remonte finalizó con un resultado de 50 a 45.
Ambos jugadores contaban con una nutrida afición que les dedicó una larga ovación. El periodista del diario El Pueblo Vasco afirmaba haber disfrutado de uno de los mejores partidos de la encipiente historia del remonte. El partido se prolongó durante dos horas, una duración inusual para tratarse de la modalidad individual; de hecho, los pelotaris tuvieron que sentarse en varias ocasiones para recuperar el aliento. Terminaron extenuados. No olvidemos que por aquel entonces acostumbraban a jugar con alpargatas, y que durante los partidos que por lo habitual se disputaban a 50 tantos las rompían unas dos o tres veces.
La cátedra perdió por haber apostado en exceso por Julián Arzamendi. El tanteó les obligó a realizar varias modificaciones para equilibrar la desproporción inicial. Aquellos que jugaron por debajo, sin embargo, no dejaron escapar la ocasión.

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