Historias de la pelota-vasca
La vida y milagros de la pelotari raquetista, natural de
Eibar-Guipúzcoa, Rosario Aranburu Mujika, más conocida
por “Charo” que jugó en los frontones de Eibar, Sevilla, Madrid, Barcelona, Valencia y Valladolid (1921-1950)
La vida y milagros de la pelotari raquetista, natural de
Eibar-Guipúzcoa, Rosario Aranburu Mujika, más conocida
por “Charo” que jugó en los frontones de Eibar, Sevilla, Madrid, Barcelona, Valencia y Valladolid (1921-1950)
Nació el 2 de octubre
de 1921, en la calle Ardanza,
Charo, nombre con el que jugaba en
los frontones como raquetista, era producto de las escuelas de raqueta que
había en los frontones “Astelena” y Municipal de Txaltxa Zelai, de Eibar. Tenía
otras dos hermanas, Mari Carmen y Elentxu; y un hermano, llamado Juan María.
Para completar su aprendizaje, los sábados marchaban a Elgoibar, donde había un
frontón corto con rebote, contiguo a una taberna; allí se ejercitaban para
aprender a rebotear. Debutó en el campo profesional con 14 años, en el Frontón
Sierpes de Sevilla, el 15 de octubre de 1935, ganando 400 pesetas al mes.
El frontón era precioso y de pequeñas
dimensiones, adecuado para que jugaran las raquetistas, ubicado en la calle
Sierpes, nº 11, e inaugurado en 1935.
Tenía una longitud de 25,45 metros , una
anchura de 7,80, una altura de frontis de 8 y una capacidad para 381
espectadores.
Se construyó para el juego de raqueta
practicado por señoritas, aunque tenemos noticias de que se disputaron algunos festivales
a raqueta jugados por hombres (procedentes del Nuevo Mundo, de Barcelona). Al
público, no muy entendido en pelota, le gustaban más las quinielas que los
partidos. Hubo un intento de contratar palistas, pero no se llevó a efecto. El frontón
continuó programando festivales durante la Guerra Civil. Finalizada ésta, la empresa
contrató a un reducido número de manistas, que compartieron cancha con
señoritas raquetistas.
A partir de1945, se comenzó a
utilizar la cancha como pista de baloncesto. Se cerró poco tiempo después. Las
raquetistas se movían en un ambiente alegre y simpático, pues el frontón era
frecuentado por muchos deportistas, sobre todo por futbolistas y toreros. En
1936 se celebró un famoso campeonato individual de raquetistas, en el que
participaron: Antonia -la famosa “Toni” Feli, Josefina, Charo, Manola, Gallarta,
Pepita y Carmina. Luego llegó la Guerra Civil y, como consecuencia, se
desintegró su familia de Eibar. Su madre y su hermana Elena se fueron a vivir
con ella a Sevilla. Su hermano Juan Mari murió con 18 años, en la Peña Lemona,
luchando en la parte republicana. La influencia de la guerra se hacía notar
hasta en el frontón, pues a las raquetistas se les hacía parar en pleno partido,
mientras sonaban los acordes de la música “de los nacionales”. Las raquetistas
Estaban obligadas a escuchar los
himnos con el brazo en alto, al estilo “facha”. Parece que trataban de imitar, aunque
por distinto motivo, el “Ángelus” que se rezaba en los frontones de estos
lares, si coincidía con las 12 del medio día.
En plena guerra todavía, pasó a jugar
al Frontón Gros de San Sebastián.
En este frontón, su hermana Elena
menor -luego jugaría también como raquetista, con el nombre de Elenchu- tuvo el
cometido de presentar a las raquetistas las pelotas en un cestillo, para que
las eligieran. A las que hacían este trabajo se les llamaba “Titas”. El Frontón
Gros se inauguró el 24 de mayo de 1938. Ubicado en la calle del General Primo
de Rivera, esquina con el Paseo de Colón, tenía una longitud de 31 metros , una anchura de
cancha de 9, una altura de frontis de 9,35 y un aforo para 670 espectadores. Se
cerró poco después, para sufrir una gran reforma. Se reabrió el 5de agosto de
1939, completamente rehabilitado, y con una capacidad para 1.668 espectadores.
A las diez y cuarto de la noche, jugaron a mano: Aranburu (en solitario) contra
Etxabe III y Lasa, de Betelu; Rubio y Mondragonés contra Etxabe IV y Altuna; y,
a raqueta, Angelita e Irura contra Chiquita de Mallabia y Rosina. A partir de
esa fecha, fue uno de los más importantes frontones de mano y se jugaron en él
muchas finales del campeonato manomanista.
Raquetistas profesionales de los años 1940
También han actuado pelotaris de
cesta punta y señoritas raquetistas. Se cerró el 27 de julio de 1961, con una
programación de tres partidos a mano. En el estelar, Azcarate (con la derecha) venció
a Atano X. Charo, durante su estancia en la capital donostiarra, fue víctima de
una sanción en la playa de la Concha.
Una sanción por una causa que ahora
podríamos calificar de absurda; pero entonces, con la guerra de por medio,
había normas muy rígidas.
El hecho ocurrió así: cuando estaba
tranquilamente tomando el sol en la citada playa, se le acercó un policía municipal
y la multó con 50 pesetas, porque estaba prohibido tomar el sol en traje de baño
tumbada en la arena, según las normas establecidas en aquel entonces. La multa
representaba la décima parte de las 500 que ganaba al mes; y eso era mucho
dinero para pagar por una simpleza como estar tomando el sol tumbada en la
playa. Terminada la Guerra Civil, marchó a Madrid para tomar parte en la reinauguración
del Frontón Madrid, que durante el tiempo que duró la guerra estuvo
cerrado.Este frontón estaba ubicado en la calle Doctor Cortezo, nº 8, cerca de
la Puerta del Sol. Basado en un proyecto de Fernando Lozano, fue inaugurado el 5
de junio de 1929, con partidos de raqueta jugados por
señoritas, siendo sus propietarios Ildefonso Anabitarte Ansa y, más tarde, Jesús
Goiri. Su longitud era de 31,10
metros , con una anchura de 9,30 y una altura de 9,30,
para una capacidad de 638 espectadores. El frontis era de bloques de piedra y
su suelo, de losas, también de piedra. Contaba con un pequeño patio de butacas,
pero gozaba de unos buenos palcos y un piso superior o galería.
Al principio fue su
intendente Vicente Sabino Pedroche (Talavera), al que años más tarde le
sucedería su hijo.
Grupo de pelotaris raquetistas de los años 1945 en el frontón Madrid de
la capital de España, casi todas las raquetistas son de origen vasco
En este frontón había un cuadro de raquetistas de lo más destacado de la
especialidad; allí conoció Charo a las mejores raquetistas, tales como Chiquita
de Anoeta, Julita, Irura, “Toni” de Eibar y muchas más.
Después de estar jugando durante aproximadamente tres años, la empresa
comenzó a enviar a sus raquetistas al Frontón Chiqui de Barcelona, para que
jugaran en periodos cortos de unos tres meses, con objeto de reforzar el cuadro
de raquetistas del frontón catalán.
En el primer viaje que hizo Charo a la capital catalana, fue acompañada
por Julita y Poli; más tarde, Poli tuvo la desgracia de fallecer en Barcelona,
de una enfermedad repentina.
El frontón Txiqui estaba situado en la plaza del Buen suceso, nº 1, donde
ocupó parte del solar en el que estuvieron ubicados los grandes almacenes “El
Siglo”, inaugurados en 1878 y destruidos la mañana del 25 de diciembre de 1932
por un incendio.
El frontón llamado también “La Bombonera”, por su elegante diseño y por
los “bombones” (las atractivas señoritas que allí jugaban), fue inaugurado el
sábado 21 de diciembre de 1935, con el nombre Txiqui -Alai, participando un
cuadro de raquetistas. Tenía una longitud de 30 metros , una capacidad
para 429 espectadores y su intendente fue Martín Aramendia que, al morir en un
bombardeo durante la guerra civil en 1938, fue sustituido por el empresario Jesús
Goiri.
A partir del 1 de abril de 1939, por orden gubernativa, pasaría a
llamarse Frontón-Txiqui.
Durante la estancia de Charo en Madrid, conoció a Ezequiel, el que iba a
ser más tarde su marido, vallisoletano de nacimiento.
Este, viviendo en París, había venido a España para luchar en el bando
republicano en la Guerra Civil, durante la que fue hecho prisionero y no fue
liberado hasta bastante más tarde de terminada la guerra. Después tuvo que
hacer el servicio militar de tres años de duración, ya que no se había
nacionalizado francés en su lugar de residencia. Fruto del matrimonio, tuvieron
una hija llamada Yolanda. Ante lo cual, Charo dejó de jugar en los frontones,
decisión que hoy en día se arrepiente de haberla tomado, pues recordando
aquello manifiesta ahora: ¡Fue el mayor disparate que he hecho en mi vida!
El marido, sin pasaporte, se pasó a Francia de forma clandestina y se
instaló en París, donde también vivía toda su familia. Charo regresó a casa de
sus padres en Eibar, con la niña de tres años.
Trabajó en la pastelería Antxon, de la calle F. Calbetón, durante año y
medio aproximadamente, hasta que fue solicitada para jugar en el Frontón Chiqui
de Valencia. Dejando a la niña al cuidado de los padres, fue a jugar a
Valencia.
El Frontón Chiqui -Jai de Valencia estaba situado en la calle Ruzafa.
Se jugaba en la modalidad de raqueta por señoritas pelotaris. Tenía un
aforo de 500 localidades, con un largo de 29 metros y un ancho de
9. Fue inaugurado en 1942.
También las raquetistas de este frontón eran de gran nivel. Allí conoció
a María Eugenia Zubiaurre “Txeni”, de Arrate- Eibar, que era una de las mejores.
Charo jugó en ese frontón hasta que decidió retirarse, allá por el año 1950,
con 28 o 29 años de edad, y volvió a Eibar, donde estaba su hija con sus
padres. Acto seguido, intentó reunirse con su marido, que se encontraba en
París.
Pero era imposible hacerlo por la vía normal, pues carecía de pasaporte y
tampoco tenía posibilidad de que se lo concedieran. Ante eso, Charo decidió
marcharse a Francia como lo hacen actualmente los africanos que llegan a las
costas españolas, en patera.
Embarcando en Hondarribia junto a su hija de 4 años y otros pasajeros, a
bordo de una lancha que se dedicaba a estos menesteres, en la oscuridad de la
noche marcharon rumbo a Francia, pasando por la cercana población de Hendaya y
después de recorrer un trayecto hasta perder de vista dicha población,
bordearon la costa francesa hasta llegar a un lugar deshabitado y agreste,
donde desembarcaron.
Hay que decir que, previamente, se había puesto de acuerdo con su marido sobre
el día, hora y lugar en que iban a hacer la travesía. Subiendo por el monte a
oscuras, llegaron al lugar previsto, donde se encontraron con su marido.
Después se trasladaron a París. En París llegaron a regentar un bar. Después
de 6 años de estancia en la capital francesa, Charo decidió regresar a Eibar
con su hija. En Eibar se colocó en la empresa Alfa, en la que trabajó hasta los
60 años, fecha en que se jubiló. Actualmente vive en Eibar, en la calle Legarre
y, a pesar de sus 88 años de edad, se la ve llena de vitalidad. Da la impresión
de que aún podría jugar un partido cortito. Su marido, Ezequiel, les visitaba periódicamente
en Eibar, cuando vivía con su hija; luego falleció en París.
En la actualidad, durante los veranos marcha a Marbella -Málaga-, donde
vive su hija, ya jubilada. Tiene una nieta que vive en Madrid. Charo nos dice
que, como raquetista, no fue de las de primera categoría, sino de las del
siguiente escalafón.
Jugaba de delantera, siendo sus pelotazos de derecha su mejor cualidad, aunque
tampoco desmerecían su revés y rebote.
Texto y una fotografía de José
Agustín Larrañaga
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