jueves, 16 de octubre de 2014




ANECDOTAS E HISTÓRIAS DE LA PELOTA
PELOTA Y CONTRABANDO



IPARRALDE AÑO 1924
Hablando de “Los Juegos Olímpicos” seguro que muchos de los lectores ignoran tal vez que en el año 1924 en Paris-Francia, la pelota-vasca, fue escogida como deporte de exhibición.
Pero serán muchos más aun los que ignoren la desventura que estuvo a punto de ocurrirle a ese excelente pelotari “Pascal Ettxepare”
El abnegado dirigente bayonés que fue seleccionado a la sazón para representar a Francia contra España en el frontón de Paris, nuestro hombre aduanero francés y orgulloso por haber sido seleccionado, elevó una petición de un permiso y de baja temporal en el trabajo ambas cosas necesarias si quería participar en “Los Juegos Olímpicos” de Paris-Francia.
El Sr. Pasta, su Director, se las concedió con mayor gusto cuanto que “Ettxepare” estaba muy bien considerado en la Aduana, pero mira por donde el asunto se torció fue en Paris, donde el jefazo de la Aduana no quiso autorizarle a participar ni quiso atender a razones.
Fue necesaria la intervención del Presidente de la Federación Internacional Sr. Ybarnegaray para arreglar las cosas.
Cuando este último preguntó por las razones que motivaban aquella negativa le fue respondida que era inconcebible ver a un aduanero formando parte de un equipo de contrabandistas.
Porque en efecto sus compañeros eran de los Alduides patria del Legendario “Perkain” y de muchos y aguerridos contrabandistas.
Pero todo se arreglo favorablemente, como es natural, por ventura para la medalla que hoy puede contemplarse en un lugar destacado en el salón de nuestro amigo “Pascal Ettxepare”.

ANECDOTAS E HISTORIAS DE LA PELOTA A REMONTE
FRONTÓN RECOLETOS MADRILEÑO AÑO 1944

Dos de los protagonistas de esta anécdota, Jesús Ábrego “El Mago de Arróniz” y Dionisio Azpìroz I

MADRID MAYO DE 1944
Esta anécdota ocurrió en el frontón Recoletos de Madrid, allá por el mes de mayo.
Se jugaba un partido a remonte, en el que participaba Jesús Ábrego y Martín Mina, contra el trío compuesto por Dionisio Azpiroz I, Sala y Juan Iturain.
El partido iba inclinado a favor de la pareja, gracias además de su juego, a una pelota brillante y viva que entre las que se jugaban se encontraba, y que causaba la desesperación de sus contrarios.
No sabemos si por casualidad o por la habilidad de Juan Iturain, es capaz, se dijo entonces.
El caso es que la pelota quedó “enganchada” en el colchón superior del frontis en el momento en que Jesús llevaba diez tantos de ventaja.
Al faltar la pelota se inició el acercamiento del trío hasta llegar la igualada en el tanto (34), iba andando por la kantxa Jesús botando la pelota con muestras de desagrado y con intención de escoger otra pelota nueva, cuando como asaltado por una súbita inspiración, se volvió rápido y mirando detenidamente al colchón disparó la pelota que tenia en la mano al lugar donde había desaparecido la pelota que le convenía con tal acierto que esta cayó de nuevo en la cancha.
Y de nuevo con la pelota que sin duda para el suponía una gran ventaja, comenzó a despegarse y ganó el partido por una diferencia de tantos considerable.

ANECDOTAS Y CURIOSIDADES DE LA PELOTA PARTIDOS RAROS Y CURIOSOS
(POR JUAN DE IRIGOYEN –AITONA)

El Napoleón de la pelota-vasca, Indalecio Sarasketa (Txikito de Eibar)

AÑO 1915
La Pelota dice Juan de Irigoyen ha sido siempre alegre, pletorica de humor; como deporte de preferencias de todos los “arlotes” que sabían no perder, sino entretener el tiempo en épocas en que éste se daba con largueza y la vida era carga llevadera a cuenta de su felicidad.
En estas condiciones florecía el humor de los aficionados, concertando y jugando partidos de condiciones estrafalarias destacando siempre algún artista de este tipo, verdadero especialista en tal clase de partidos, dándose a estas combinaciones los mismos máximos valores del pelotarismo, que raro habrá sido el que no haya jugado partidos de éstos “Txikito de Eibar” jugó un partido en Bergara con el famoso Venancio Iraundegui “Mariñela” de Zumaya, en condiciones verdaderamente cómicas y que estuvieron a punto de acabar en tragedia, como advertirá el lector entendiendo las condiciones que fueron las siguientes.
Se jugaba el partido a pala, con pelota suficientemente dura y viva, sin llegar al tipo de las pelotas actuales “Txikito” verificaba los restos normalmente, enviándolos a la pared. Pero “Mariñela” al recibir la pelota que venía del frontis tenía que desviarla con un “cabezazo” procurando ponerla fuera del alcance de la pala del “Txikito” para que éste no pudiera recogerla y mandarla al frontis “a buena”.
Puesto asi el tanteo “Txikito” procuraba por todos los medios a su alcance alargar los tantos, y su terco rival prodigaba los “cabezazos” en todas direcciones procurando alejar la pelota todo lo posible del radio de alcance de “Txikito”. El partido fue largo para el “Cabezudo” y se empezaron a manifestar protuberancias como nueces en la testa del Zumayano, sin que éste se diera cuartel, a pesar de que muchos de los espectadores entendieron el peligro evidente para el jugador de continuar el partido.
Hubo reconocimiento médico y resistencia por parte del “tanque” a retirarse, hasta que se manifestaron los síntomas de una congestión, con mareos y andares irregulares.
No obstante la decisión de los jueces “Mariñela” no quiso dar por perdido el partido, resistiendo a retirarse de la cancha y ante su decisión los jueces decidieron suspender el partido solamente a los efectos de las apuestas cruzadas.
Conocí a Mariñela y tuve la ocasión de comprobar la espacialísima, la privilegiada contextura de su “testa”, en la que se rompieron dos ladrillos que cayeron de un andamio alto, sin que le causara el golpe más sensación que la de una “rasquerita”.
En cambio, un pedazo de ladrillo que se rompió al encontrarse en su descenso cxon tan duro material, cortó el cuero cabelludo de uno de sus acompañantes y causó varias lesiones más a otros.
Solía decir “Mariñela” que sentía no haber alcanzado en sus mocedades el auge actual del boxeo, que le hubiera reservado a él grandes éxitos, “porque todos los puños de Dempsey y Tunney hubieran acabado aquí”.
Y se señalaba la cabeza dándose un trastazo con una banqueta y casi desvencijándola con el envite.
Recordaré ahora que, en el pórtico de Andoaín, un amigo mío, gran aficionado, que por su afición incontenible figuró en los cuadros de pelotaris a mano y a pala, hizo de estos partidos una verdadera especialidad.
Entre las combinaciones logradas a fuerza de imaginación, llegó a jugar un partido utilizando como pala la llave de la alhóndiga municipal del pueblo, que era del tamaño que cabe suponer para darle a la pelota con las guardas, utilizando exclusivamente la izquierda de revés y al tercer bote.
Después de uno de estos partidos, con el fin de soltar el brazo derecho, que se le había entumecido al jugar solamente con la mano izquierda, escogió una piedra de una forma que hoy llamaríamos aerodinámica, y la lanzó con tal brío, que ninguno de los perros de caza que empleaban para la búsqueda de esas piedras especiales, dio con ella, ni en este lado del río, ni en el otro; como que a lo mejor todavía anda en el aire.
A estos casos verdaderamente extraordinarios, podríamos añadir los corrientes de los partidos con un ojo vendado: con un garbanzo colgado del tupé en forma que alcance a los dos ojos su movimiento pendular: el de tomar a cuestas un compañero, o atarse por un brazo; los famosos del ladrillo o piedra que se deja y coge del suelo antes de darle a la pelota y el ganar un partido con un mínimo de pelotazos, contados por piedrecillas testigos, que se traerán al borde de la kantxa desde fuera de ella, en cada pelotazo.

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