viernes, 10 de octubre de 2014






GRANDES HOMBRE DE LA PELOTA
DON EMILIANO DE ARANGÜENA E IBIETA
PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE PELOTA-VASCA EN LA DECADA DE LOS AÑOS 1940

 D. Emiliano de Arangüena


SAN SEBASTIÁN  ENERO DE 1963
El recuerdo de D. Emiliano Arangüena en lo que más lejano nos alcanza es con ocasión del I campeonato Nacional de Palota, que tuvo lugar en San Sebastián el año 1925. Entonces no existía la Federación nacional; ni siquiera Federaciones Regionales.
Juanena, Arizmendi, Javier Peña y Vea Murgia, formaban por aquel entonces la Cofederación Española de Atletismo, como residencia de un bienio en San Sebastián, Juanena, logró que, en el Frontón-Moderno de Donosita, se jugasen las primeras competiciones nacionales de Pelota-Vasca. Cataluña, Castilla, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya hicieron acto de presencia iniciando el brillante historial de este torneo.
Los nombres de los hermanos Recondo, Cincunegui. Maiz, Balda, Oyarzabál, Araquistaín, Otxandiano, Elizondo, Sagarna, Rigúa, Rovirosa, Adarraga y otros constituían la semilla que había de desparramarse por todas las regiones, dando su fruto en beneficio de la pelota en el campo de los aficionados, amor ya entonces de nuestro querido D. Emiliano.
D. Andres Peña Elósegui, que fue Presidente de la Confederación Nacional de Pelota; D. Emiliano de Arangüena, Presidente de la Federación Española de Pelota Vasca, y D. Manuel Balet Crous, de Barcelona e infatigable, propagador de las 


Fotografía realmente histórica, en ella podemos observar a un grupo de aficionados pelotazales, unos en activo y otros en ciernes, D. Emiliano de Arangüena en el centro, vestido de pelotari acababa de jugar un partido a mano

 excelencias de nuestro deporte,,también merecedores de que con este motivo se les dedique un recuerdo, asociados a esta gran figura de nuestro deporte que estamos recordando.
Y entre estos recuerdos viene a nuestra memoria la final, en el Frontón Gros de San Sebastián, hace ya algunos años.
Como nunca se había dado el caso de que dos hermanos se disputasen un campeonato de España, ( a mano individual), las autoridades deportivas se creyeron en el caso de establecer alguna garantía para asegurarse que en la competición se pondría todo el esfuerzo por parte de ambos pelotaris.
Presidía la Federación, con su patriarcal señorío, D. Emiliano. Y a él se le ocurrió firmar un documento que a muchos no les pareció bien, pero que, buceando en los archivos de historias de la pelota, tiene remotos antecedentes.
Fue el caso que dos hermanos José Maria Juaristi “Atano VII” y Mariano Juaristi “Atano III” se reunieron con el presidente de la Federación de Pelota-Vasca, Sr. Arangüena y el de la Regional del Norte Sr. Lopetegui, y firmaron el siguiente documento:
“Juro ante Dios poner en el partido de pelota concertado con mi hermano José Maria, en el que hemos de disputarnos el titulo del “Campeonato de España”, todas mis facultades, mis energías y mi voluntad más firme de vencer para lograr el triunfo de tan deseado galardón.
Y para que conste, firmo este juramento en San Sebastián, a (6 de junio de 1942).
Por su parte José Maria Juaristi, el aspirante firmó otro documento idéntico.
Estos juramentos, que hoy apenas si se conciertan, eran indispensables a mediados del pasado siglo XIX.
Antes de dar comienzo los partidos de pelota, los pelotaris juraban ante un crucifijo cumplir con su deber y poner de su parte cuanto fuese posible para alcanzar la honrada victoria.


Otra fotografía histórica de D. Emiliano de Arangüena, se le ha ocurrido la posibilidad de adquirir para la Federación Española de pelota, el frontón Jardin, estaba situado donde se encontraba el Banco Exterior. D. Emiliano hombre de negocios, en la foto tratando de convencer al general Moscardó y a su secretario Sr Mesalle, con los federativos D. Luis Olaso Presidente de la Federación Española de Pelota e Ignacio Méndez Vigo, Vicepresidente.
No se llegó a un acuerdo y el frontón fue derruido !Qué Lastima!

 También juraban los jueces no hacer traición a su conciencia y orillar las dificultades.
La actividad de “Don Emiliano” que así le llamaban todos en pro de la pelota, desde que acabó nuestra guerra, fue algo extraordinario, y a él se debe gran parte de lo que vive en el campo federativo.
La guerra le trajo un doble y duro golpe. El primero la pérdida de su único hijo, y el otro, la pérdida de su fortuna.
Se consoló. Que no se olvido de lo primero, a fuerza de conformidad cristiana, y de lo segundo a golpe de tenacidad, trabajo y talento.
Reunió a su lado a un grupo de aficionados allá en el inolvidable “Hogar-Vasco” que le querían como al padre que era para todos, sabemos mucho de su bondad y hombría de bien, acudiendo en ayuda a cuantos daños y desgracias conocía y estaban a su alcance remediar.
Es el momento en que alrededor de D. Emiliano, el importante núcleo de aficionados con que contaba Madrid, despliega una constante actividad social de la que son ejemplo los repetidos actos en pro del deporte de la pelota, verdaderas fiestas de confraternización y ensalzamiento de nuestro juego, de cuya organización se preocupaba personalmente.
Citaremos de ellas homenajes como los ofrecidos a Jacinto Quincoces y a Begoñes III.
El primero fue patrocinado por el propio D. Emiliano de Arangüena e Ibieta, que se congratuló, como el decía, “de haber rescatado para la pelota una figura del fútbol”.
Porque Jacinto Quincoces que había sido un gran aficionado a la pelota, la había abandonado totalmente absorbido por el fútbol.
Cuando se retiró de éste, reanudo su práctica de la pelota, y esto, que hacia con la naturalidad del verdadero aficionado, fue lo que dio motivo para que el resto de la afición Madrileña le rindiese su entusiasta homenaje, que consistió en unos partidos de aficionados en el frontón Jardín y un almuerzo en el propio local en el que D. Emiliano de Arangüena hizo la entrega de la copa que la Federación le ofrecía a Jacinto Quincoces como recuerdo del acto.
Cesó D. Emiliano en la Presidencia efectiva de la federación Nacional a petición insistente propia y pasó a ser Presidente honorario, colaborando y ayudando siempre con su experiencia y con sus aportaciones monetarias cuantas veces hacía falta.
¡Hay grande D. Emiliano cómo te recordamos¡
Pasaba sus vacaciones en Gernika, y allá íbamos unos cuantos a visitarle y a jugar un partido de pelota, necesario prólogo si luego había que disfrutar de su generosa hospitalidad.
Aún le recordamos en una de aquellas excursiones hace pocos años. Contaba ya con
(Ochenta años) de edad y se empeñaba en jugar todos los días a la pelota, ahora a paleta.
Le encontramos renegando en la cama. ¿Qué le pasa”. No quería contarlo. Por sus familiares supimos que jugando a la pelota se le había colado la pelota en el tejado del frontón que se había construido en su finca, se subió a rescatarla, se rompió la escalera y no se mato de milagro.
Pues se levantó y, desde una silla presencio el partido que inevitablemente, como dije, había que jugar si queríamos comer.
Igual que vivió, murió en la Gernika-Bizkaia, de sus amores, rodeado de las personas que le querían, que eran cuantas le conocían.
Más que morir, parecía que iba a jugar a pelota con San Pedro, lo cual no es irreverencia recordar que alguna vez dijo que si se acordaba tenía que dejar ordenado en el testamento que le enterraran vestido de pelotari porque, allá arriba, voy a hacerle aficionado hasta a San Pedro”

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