GRANDES HOMBRE DE LA PELOTA
DON EMILIANO DE ARANGÜENA E
IBIETA
PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA
DE PELOTA-VASCA EN LA DECADA DE
LOS AÑOS 1940
D. Emiliano de Arangüena
SAN SEBASTIÁN ENERO DE 1963
El recuerdo de D.
Emiliano Arangüena en lo que más lejano nos alcanza es con ocasión del I
campeonato Nacional de Palota, que tuvo lugar en San Sebastián el año 1925.
Entonces no existía la
Federación nacional; ni siquiera Federaciones Regionales.
Juanena, Arizmendi,
Javier Peña y Vea Murgia, formaban por aquel entonces la Cofederación Española
de Atletismo, como residencia de un bienio en San Sebastián, Juanena, logró
que, en el Frontón-Moderno de Donosita, se jugasen las primeras competiciones
nacionales de Pelota-Vasca. Cataluña, Castilla, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya hicieron
acto de presencia iniciando el brillante historial de este torneo.
Los nombres de los
hermanos Recondo, Cincunegui. Maiz, Balda, Oyarzabál, Araquistaín, Otxandiano,
Elizondo, Sagarna, Rigúa, Rovirosa, Adarraga y otros constituían la semilla que
había de desparramarse por todas las regiones, dando su fruto en beneficio de
la pelota en el campo de los aficionados, amor ya entonces de nuestro querido
D. Emiliano.
D. Andres Peña
Elósegui, que fue Presidente de la Confederación Nacional
de Pelota; D. Emiliano de Arangüena, Presidente de la Federación Española
de Pelota Vasca, y D. Manuel Balet Crous, de Barcelona e infatigable,
propagador de las
Fotografía realmente histórica, en ella
podemos observar a un grupo de aficionados pelotazales, unos en activo y otros
en ciernes, D. Emiliano de Arangüena en el centro, vestido de pelotari acababa
de jugar un partido a mano
excelencias de
nuestro deporte,,también merecedores de que con este motivo se les dedique un
recuerdo, asociados a esta gran figura de nuestro deporte que estamos
recordando.
Y entre estos
recuerdos viene a nuestra memoria la final, en el Frontón Gros de San
Sebastián, hace ya algunos años.
Como nunca se había
dado el caso de que dos hermanos se disputasen un campeonato de España, ( a
mano individual), las autoridades deportivas se creyeron en el caso de
establecer alguna garantía para asegurarse que en la competición se pondría
todo el esfuerzo por parte de ambos pelotaris.
Presidía la
Federación, con su patriarcal señorío, D. Emiliano. Y a él se le ocurrió firmar
un documento que a muchos no les pareció bien, pero que, buceando en los
archivos de historias de la pelota, tiene remotos antecedentes.
Fue el caso que dos
hermanos José Maria Juaristi “Atano VII” y Mariano Juaristi “Atano III” se
reunieron con el presidente de la Federación de Pelota-Vasca, Sr. Arangüena y
el de la Regional del Norte Sr. Lopetegui, y firmaron el siguiente documento:
“Juro ante Dios poner
en el partido de pelota concertado con mi hermano José Maria, en el que hemos
de disputarnos el titulo del “Campeonato de España”, todas mis facultades, mis
energías y mi voluntad más firme de vencer para lograr el triunfo de tan
deseado galardón.
Y para que conste,
firmo este juramento en San Sebastián, a (6 de junio de 1942).
Por su parte José
Maria Juaristi, el aspirante firmó otro documento idéntico.
Estos juramentos, que
hoy apenas si se conciertan, eran indispensables a mediados del pasado siglo
XIX.
Antes de dar comienzo
los partidos de pelota, los pelotaris juraban ante un crucifijo cumplir con su
deber y poner de su parte cuanto fuese posible para alcanzar la honrada
victoria.
Otra fotografía histórica de D. Emiliano de
Arangüena, se le ha ocurrido la posibilidad de adquirir para la Federación Española
de pelota, el frontón Jardin, estaba situado donde se encontraba el Banco
Exterior. D. Emiliano hombre de negocios, en la foto tratando de convencer al
general Moscardó y a su secretario Sr Mesalle, con los federativos D. Luis
Olaso Presidente de la Federación Española
de Pelota e Ignacio Méndez Vigo, Vicepresidente.
No se llegó a un acuerdo y el frontón fue
derruido !Qué Lastima!
También juraban los
jueces no hacer traición a su conciencia y orillar las dificultades.
La actividad de “Don
Emiliano” que así le llamaban todos en pro de la pelota, desde que acabó
nuestra guerra, fue algo extraordinario, y a él se debe gran parte de lo que
vive en el campo federativo.
La guerra le trajo un
doble y duro golpe. El primero la pérdida de su único hijo, y el otro, la
pérdida de su fortuna.
Se consoló. Que no se
olvido de lo primero, a fuerza de conformidad cristiana, y de lo segundo a
golpe de tenacidad, trabajo y talento.
Reunió a su lado a un
grupo de aficionados allá en el inolvidable “Hogar-Vasco” que le querían como
al padre que era para todos, sabemos mucho de su bondad y hombría de bien,
acudiendo en ayuda a cuantos daños y desgracias conocía y estaban a su alcance
remediar.
Es el momento en que
alrededor de D. Emiliano, el importante núcleo de aficionados con que contaba
Madrid, despliega una constante actividad social de la que son ejemplo los
repetidos actos en pro del deporte de la pelota, verdaderas fiestas de
confraternización y ensalzamiento de nuestro juego, de cuya organización se
preocupaba personalmente.
Citaremos de ellas
homenajes como los ofrecidos a Jacinto Quincoces y a Begoñes III.
El primero fue
patrocinado por el propio D. Emiliano de Arangüena e Ibieta, que se congratuló,
como el decía, “de haber rescatado para la pelota una figura del fútbol”.
Porque Jacinto
Quincoces que había sido un gran aficionado a la pelota, la había abandonado
totalmente absorbido por el fútbol.
Cuando se retiró de
éste, reanudo su práctica de la pelota, y esto, que hacia con la naturalidad
del verdadero aficionado, fue lo que dio motivo para que el resto de la afición
Madrileña le rindiese su entusiasta homenaje, que consistió en unos partidos de
aficionados en el frontón Jardín y un almuerzo en el propio local en el que D.
Emiliano de Arangüena hizo la entrega de la copa que la Federación le ofrecía a
Jacinto Quincoces como recuerdo del acto.
Cesó D. Emiliano en
la Presidencia efectiva de la federación Nacional a petición insistente propia
y pasó a ser Presidente honorario, colaborando y ayudando siempre con su
experiencia y con sus aportaciones monetarias cuantas veces hacía falta.
¡Hay grande D.
Emiliano cómo te recordamos¡
Pasaba sus vacaciones
en Gernika, y allá íbamos unos cuantos a visitarle y a jugar un partido de
pelota, necesario prólogo si luego había que disfrutar de su generosa
hospitalidad.
Aún le recordamos en
una de aquellas excursiones hace pocos años. Contaba ya con
(Ochenta años) de
edad y se empeñaba en jugar todos los días a la pelota, ahora a paleta.
Le encontramos
renegando en la cama. ¿Qué le pasa”. No quería contarlo. Por sus familiares
supimos que jugando a la pelota se le había colado la pelota en el tejado del
frontón que se había construido en su finca, se subió a rescatarla, se rompió
la escalera y no se mato de milagro.
Pues se levantó y,
desde una silla presencio el partido que inevitablemente, como dije, había que
jugar si queríamos comer.
Igual que vivió,
murió en la Gernika-Bizkaia,
de sus amores, rodeado de las personas que le querían, que eran cuantas le
conocían.
Más que morir, parecía
que iba a jugar a pelota con San Pedro, lo cual no es irreverencia recordar que
alguna vez dijo que si se acordaba tenía que dejar ordenado en el testamento
que le enterraran vestido de pelotari porque, allá arriba, voy a hacerle
aficionado hasta a San Pedro”
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