lunes, 14 de abril de 2014

 

Homenaje a la  "Cesta-Punta" El histórico frontón, "Jai-Alai" el Palacio de los gritos 

en la Habana-Cuba




Vista panorámica del frontó “Jai-Alai” de La Habana-Cuba



La Habana- Cuba año 1901
Uno de los deportes que creció con la República de Cuba, y desapareció con su muerte en 1959, fue el popularmente conocido como “Jai Alai”, o (fiesta-alegre).
El Jai Alai, fue llevado a Cuba por los vascos en el año 1898, pero no fue hasta el 7 de mayo de 1901 que nació el primer templo de la pelota vasca en el Nuevo Mundo, cuando se inauguró en La Habana el Frontón Jai Alai, en la famosa esquina de Concordia y Lucena. 
La obra no tardó en ganarse el nombre de ''El Palacio de los Gritos'', e impulsada por el vasco Basilio Sarazqueta atrajo a numerosos pelotaris del más alto nivel. 
En una época en que el transporte público era tirado por caballos.
La Habana comenzó a ser el centro de un deporte cada vez más lucrativo, gracias a las crecientes apuestas. 
El Ayuntamiento de la ciudad le hizo una concesión por 10 años (1902-1912) a Sarazqueta, padre de una idea que no tardó en expandirse por la isla y más allá de sus fronteras. 
Aunque en la primera temporada el cuadro de jugadores que se contrató no era de calidad, para la segunda campaña la historia fue diferente.
Rufino Osorio, primer administrador del Frontón Jai Alai, se fue en plan de magnate a la Madre Patria y regresó con las manos llenas de talento profesional. Osorio, era uno de los personajes más pintorescos por aquellos años en la capital cubana, recordado por las dos mulas con moñas de colores y collares de cascabeles que tiraban de su coche.
Con las primeras señales de bonanza, por el “El Palacio de los Gritos”, comenzaron a desfilar pelotaris de fama mundial.
Los nombres de Macala, Trecet, Arnedillo, Altamira e Ibacota a los pelotaris se les conocía por sus apellidos se repetían de boca en boca para convertirse en ídolos de un deporte que cada vez se hacía más popular. 
Los fanáticos abarrotaban el Frontón Jai Alai, para enloquecer con los duelos de Macala y Trecet contra Isidoro y Arnedillo. Makala, fue un jugador inmenso, marcado por una

                                             

El gran pelotari de cesta-punta (Makala)

                                             


Alegría inigualable, un andar único y un ímpetu contagioso. 
Las temporadas comenzaban el primer domingo de octubre y terminaban el 20 de junio. Después de esa fecha todos los pelotaris, corredores de apuestas y catedráticos de tan fascinante juego, regresaban a la península con los bolsillos llenos de dinero. 
En 1918 las reglas del Jai Alai, sufrieron cambios. El juego pasaba por un largo letargo y los apostadores buscaban otros horizontes. 
En esa época, el nuevo presidente del Frontón Jai Alai, Eliseo Argüelles, encabezó la recuperación. La instalación se denominaría a partir de ese momento Compañía Sport y Fomento del Turismo, pero popularmente seguiría siendo “El Palacio de los Gritos”. 
Con las nuevas reglas, muchos pelotaris no lograron sobrevivir y tuvieron que retirarse. Otros sí se adaptarse a las nuevas condiciones, en las que ya no se permitiría más sujetar y caminar con la pelota en la cesta, ni mirar a un lado y a otro, en busca de la posición de los rivales, antes de hacer un tiro incómodo. 
En esa nueva época de la cesta punta, se recuerda el paso de otros excelentes pelotaris que se ocuparon de eternizar en la República la práctica de la Pelota Vasca. 
Marategui e Ituarte, los Erdoza y Cazalis, Ugartechea y Larrescaín, Larrinaga y los Irigoyen fueron los pelotaris que robaron los corazones de habaneros y visitantes, que atraídos por El Palacio de los Gritos fueron testigos de la brillantez de aquel espectáculo, matizado por electrizantes jugadas. 
Mas allá de La Habana, el 13 de noviembre de 1920 fue inaugurado el Frontón Jai Alai de la ciudad de Cienfuegos, garantizando que la modalidad alcanzara su mayor esplendor en la isla durante los años 1920. 
Por Cienfuegos pasaron pelotaris de talla mundial, entre ellos Barrenechea, Ecenarro, Elorza, Pistón Cubotica y Esquivel II y otros. 
Desde los años 1920, la cesta punta formó parte del entretenimiento cotidiano en la isla. Los pelotaris, profesionales unos, y otros, contaban con su propio espacio en la prensa y en las charlas casuales. 
Pero el Jai Alai, por su propia naturaleza profesional y su entorno marcado por las apuestas, fue barrido de la isla con la llegada al poder de Fidel Castro en 1959. Desapareció entonces la tradición y nunca más se volvieron a escuchar los gritos de los emocionados fanáticos en el frontón”Jai Alai”. 
Fue así que pelotaris, corredores de apuestas y catedráticos, en su mayoría, se trasladaron a la Florida para darle continuidad a una tradición que, sin dudas, fue patrimonio único de la República-Cubana.


                                                   

                   

Guillermo Amutxastegi

 


Ondarroa-Vizkaia 1923

 

El fenómeno de la cesta-punta, Guillermo Amutxastegi San Martín, nació en la Villa de Ondarroa, el 28 de Septiembre de 1911.

Guillermo. Pelotari. Comienza sus actividades datan del año 1923, o sea de cuando tenía doce años de edad. Corrían los tiempos de los Erdoza, «Isidoro», Navarrete, «Arnedillo», Echeverría, «Matxín» y demás ases que triunfaban y se enriquecían por tierras americanas, lo que tuvo eco en las provincias vascongadas, y así, el año 1923 se formaba un grupo de «niños pelotaris» que lo componían «Guillermo», Lorenzo Osa, Sanmartín, Onaindía, Arana, «Ulacia», «Pistón», Olascoaga, Iturrino, «Segundín», Berrondo, Solozábal, Ramos, Azurmendi, Uría, Echevarría y Urrestarazu, el cual fue contratado para jugar en Madrid, abonándoles sesenta duros mensuales además de los gastos de hotel. El elenco de los noveles artistas obtuvo un gran éxito y, a fines del año 1923, se efectuó una selección dentro del cuadro citado, que fue contratado para actuar en un frontón de La Habana, donde actuaban raquetistas. En la Perla de las Antillas
Continuaron sus éxitos lo cual les abrió las puertas de Norteamérica. En 1924, quedó habilitado un frontón en Miami, donde nuestros artistas siguieron triunfando. Este grupo de muchachos fue multiplicándose, llegando a alcanzar el número de medio centenar con productos de Marquina, Ondárroa, Motrico, Saturrarán y otras localidades y de ellos salieron dos estrellas excepcionales: «Guillermo» y Estanislao Maiztegui, «Pistón», y pelotaris de primera categoría como Paco Berrondo, Julián Arana, Eusebio San Martín y «Segundín». No hay unanimidad en este caso de «Guillermo» -como tampoco quizás en el de «Txiquito de Gallarta»- para la estimación de su categoría de fenómeno. Son muchos los excelentes jugadores de la modalidad de cesta punta con quienes se le compara; pero tampoco existe esa unanimidad para señalarle un rival. Discutido o no, varios años hace que «Guillermo» viene siendo considerado como el primer zaguero de su modalidad, en la que, desde hace tiempo, viene actuando en el frontón «México», de la capital de los Estados Unidos Mexicanos. Ref. Luis Bombín, 1946. La oveja negra, el villano de la película, el luchador de (catch) que golpea antirreglamentariamente o que echa resina a los ojos de sus adversarios. El bárbaro, el fanfarrón. El mal criado ¡Ah¡ pero también el León, el idolo, el  milagro de la pelota, el monarca de la cesta-punta.

En todos los tiempos y en todas las especialidades parece como si todas las grandes figuras de la pelota se hubieran puesto de acuerdo para rivalizar en modestía, en deportividad y en corrección.

Caballeros en la kantxa lo fueron Biximodu, Paysandu y el Txikito de Eibar, en la época romantica de la elastica de cebra, lo han sido después  Juan Bautista Azkarate (Mondragonés), Joshé Irigoyen Igoa (Irigoyen I), Navarrete, Mariano Juaristi (Atano III), Txikito de Gallarta, Ituarte, Jesús Ábrego Narvarte  (Ábrego I), Amorebieta IV, lo fueron después Manolo Iturri, Julian Retegi (Retegi II), Txikito de Bolibar, Uriarte, Arbizu I “Mere”, Raúl, Pablo Lecumberri, Imanol Mugika (Mugika I)  y Juan Carlos Intxauspe., entre otros.

Y lo serán mañana los que vengan…Puede decirse que todo pelotari de nota, además de destacar por la calidad de su juego, destaca asimismo por su corrección y por su respeto hacía el público.  En la histtoria de la pelota hay, sin embargo una excepción dentro de esta norma general de caballeros. Existió, un divo, un súper “as” de la txistera, que cuando pisaba la kantxa en un día atravesado no respetaba nada, se mofaba de sus contrarios, se enfrentaba airadamente con las decisiones de los jueces, tomaba al público por el metafórico (pito del sereno), provocaba escándalos mayúsculos en los graderios…

Este borrascoso personaje por otra parte hombre de gran corazón, generoso y amigo incondicional de sus amigos se llamaba Guillermo Amutxastegi San Martín.

Guillermo aparte de haber sido uno de los más grandes de la “txistera-grande” de todos los tiempos, ha sido también y esto si que puede asegurarse rotundamente el pelotari de mayor colorrido que ha conocido la historia de nuestro deporte.

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