HISTORIAS Y ANECDOTAS DE LA PELOTA DEL SIGLO XIX
TANDILERO Y PORTAL DOS
PELOTARIS
PINTORESCOS
BUENOS-AIRES 1890
Pedro Etxeberria
“Tandilero”, nació en Tandi (Buenos-Aires), el 13 de Julio de 1871.
Hijo de Guipuzcoanos,
siendo tío suyo el famoso ( Trinketista) y maestro de todos los juegos Ignacio
Etxeberria.
Tras unas actuaciones
poco brillantes en España marcho a Buenos-Aires (Argentina).
En mayo de 1891
regresó de aquella capital y D. Candido Lara le contrato para la inauguración
del frontón Jai-Alai de Madrid.
Tandilero no brilló
gran cosa en sus actuaciones. En la cantxa era un jugador apático, corría poco
y se contaba de él que llevaba años sin caerse en la cantxa y que un par de
alpargatas le duraban madia docena de partidos.
Paulatinamente fue haciéndose
pelotari y con su gran inteligencia, ayudada de la serenidad que tanto se le
criticaba, llegó a ser figura destacada de la época.
Jugaba normalmente de
zaguero y, gran economizador de su esfuerzo pocas veces rendía su brazo la
totalidad que por su potencia podía esperarse.
Pedro Arrése Ygor
Zaldúa “Portal”. El escritor Guipuzcoano D. Antonio Peña y Goñi
En su libro, lo
describe. Desmadejado de cuerpo, con la boca abierta casi siempre y los ojos
asustados; su brusco continente y sus andares recuerdan al antiguo boyero con
la garrotas al hombro aguijoneando a los bueyes, maltrecho y pobre.
También este pelotari
era desigual en su juego. Lo mismo lo arrollaba todo que comenzaba a fallar y
perdía el partido de calle.
Su bolea era titánica
y ello, unido a su habilidad y su gran revés, produjo un pelotari
extraordinario.
Su saque ha quedado
como ejemplo de saques violentos y decisivos. La especialidad de su juego era
para luchas “mano-manistas” pues la potencia descomunal de su brazo hacia que
el tanto lo tuviese casi siempre dominado.
En Buenos-Aires
(Argentina) desarrolló un formidable juego. Aquellos frontones muy largos y de
cantxa resbaladiza le beneficiaban grandemente.
Sin embargo, a su
regreso decepcionó a la afición Madrileña. Solía hacer pareja frecuentemente
con “Mardura”, frente a Elizegui y Samperio partidos en los que se cruzaban
fuertes sumas de dinero.
Fue un pelotari
formal y serio, querido de la afición y reunió en su carrera deportiva algún
dinero que le permitió volver con algunos ahorros a su pueblo natal, Irura.
LAS SHISTERAS DE ETXEVESTE
AÑO 1889
Iba a América Gabriel
Etxeveste en el año 1889, el Renteriano en el vapor Ingles “Potosí” fue el 14
de septiembre y tanto el como sus amigos jugaban sobre cubierta antes de comer
cuando se oyó la voz de ¡Fuego a bordo¡
Gritos carreras,
espanto en una palabra y en medio de aquella batahola no se le ocurre a nuestro
hombre más que decir cruzándose de brazos:
¿Y que va a ser ahora
de mi baúl y de mis shisteras?
Y lo más chusco fue
que no hubo tal fuego sino que fue un simulacro de incendio ordenado por el
Capitán para comprobar el buen servicio de incendios a bordo del “Potosí”.
LA INTEGRIDAD DE
GÁMBORENA
Nos lo cuenta Mariano
Andrade, en el libro “Carácter y vida intima de los principales Pelotaris”
publicado en el año 1894.
Gámborena agradece
mucho los aplausos y no teme las amenazas, y a propósito recuerdo el contenido
de un anónimo que se le dirigió una tarde que tenía que jugar en el frontón
“Beti-Jai” y que en el intendente tuvo a bien enseñarme.
En el se decía poco
más o menos lo siguiente.
“Hoy tienes un
partido que puedes perder sin que a nadie le pueda extrañar pues es un partido
muy fuerte para ti, así era en efecto.
Procura salir por
delante de manera que yo pueda jugar en buenas condiciones en contra tuya, si así
no lo haces te juro que como nada tengo que perder, pues ya me he arruinado completamente
te juro que no has de vivir veinticuatro horas”.
En efecto Victoriano
Gámborena, “pegando” de una manera terrible llego antes que sus contrarios a la
primera y segunda decena pero…después “pego” todavía más y llego a la tercera y
cuarta y quinta dejando “hechos polvo” a sus rivales.
Lo que a un hombre de
pelo en pecho hizo llorar y perder un partido lleno de miedo a un chiquillo
como Victoriano, le tuvo sin cuidado después del partido le dije en broma.
“Menuda zurra te van
a dar hoy” y me contestó, “que vengan, que vengan ya les daré yo anónimos y
ocho cuartos”.
SIMÓN BOLIBAR PELOTARI
MADRID AÑO 1799
En confirmación de
tal aserto pongamos de relieve un hecho acaecido en el año 1799 entre dos
futuros paladines de naciones.
Uno de los personajes
se llamaba Simón Bolívar.
Contaba éste a la
sazón (17 años). Dedicado a la milicia con el grado de subteniente, su padre le
envió a Madrid a completar su instrucción y educación, harta deficientes.
Durante ese viaje
fracasó en sus gestiones de entablar relaciones con el futuro Emperador de
Francia Napoleón Bonaparte, con todo en su ambición dio su nombre a las
sociedades secretas.
En la capital
Española brillaba la estrella de otro “Caraqueño” llamado Manuel Mayo, guardia
de “corps” de la Corte,
influyente con la Reina María
Luisa, pintada por el mágico pincel de D. Francisco de Goya.
Desbancada la
privanza del otro palaciego, Godoy. A él venía recomendado nuestro Simón
Bolívar.
La opereta real
protagonizada por aquellos admitía desde este momento a otra figura, Simón Bolívar
que a su vez consiguió eliminar la influencia amorosa del privado Venezolano.
Las idas y venidas de
Bolívar en compañía de María Luisa al Palacio Real se hicieron frecuentes.
Un día concertaron un
partido de pelota en Aranjuez, el Príncipe
D. Fernando y Simón Bolívar.
Tal suceso no
merecería el honor del recuerdo si no fuera por el final tragicómico.
Cuando más
ardientemente disputaban a raqueta, el venezolano, desde la zaga, cometió un a
pifia fenomenal, dando la pelota en la cabeza del más tarde rey de España.
El gorro del Príncipe
voló y de resultas del golpe quedó
conmocionado. Pero fue más el susto que otra cosa.
Años después
comentando el “Libertador de América” descendiente de vascos, aquel episodio
afirmaba socarronamente.
“Quien habría de
decir a Fernando VII de España que había yo de arrancarle más tarde los más
hermosos florones de su corona…”
Así sucedió
efectivamente:
LIZUREME CONTRA TXIKITO DE
EIBAR
AÑO 1885
Ocurrió en el año
1885. Se trataba del famoso desafió entre Lizureme, a “cesta-punta) contra
Txikito de Eibar” a pala, partido que perdió Txikito, a quien se le achacó
escasa previsión, por concertar una lucha de armas tan desproporcionada.
En el transcurso de
este partido, en una jugada en que Txikito de Eibar estaba dominado Lizureme
hizo una cortada a la que Txikito corrió todo lo que le fue posible.
Al comprobar que era
imposible llegar a la pelota arrojóse al suelo, del que hubo de tirar la pala
con tal acierto hacia la pelota que, dándole con la parte gruesa de aquélla, la
hizo buena.
Pidió Lizureme con un
grito la falta, y los jueces se reunieron a dilucidar ante el griterío del
público, en su opinión dividida, que estimaba sobre si debía considerarse
buena, o debía considerarse mala.
Los jueces de los dos
lados no se ponían de acuerdo y entonces el juez de centro decidió la jugada señalándola
falta, basándose en que en el momento de dar a la pelota no fue el propio
pelotari el que le dio, sino un instrumento que debe estar en contacto continuo
con el pelotari.
Precisamente en la
nueva reglamentación de pelota queda ya recogida la decisión de esta jugada,
señalándola falta en consonancia con la decisión tomada en este encuentro.
EL HUMOR DE TXATO LARRINAGA
Muchos recordaran al
famoso pelotari Txato Larrinaga que se caracterizaba siempre por su pésimo
humor,
Se cuenta de él que salía
un día del frontón en ese estado de ánimo cuando se ha perdido el partido y un
mendigo le interceptó el camino pidiéndole una limosna porque tenía siete
hijos.
El amigo Larrinaga le
contestó rápido “con siete se planta uno y no pide”.
También se cuenta de
este mismo personaje, celebre por sus rápidas respuestas denotadotas de un
talento despierto que en cierta ocasión le pidió un préstamo un amigo suyo,
aludiendo a su buen corazón y el, que no quería prestar ese dinero porque sabía
que no iba a volverlo a ver le contestó rápido como siempre.
“De buen corazón nada
tengo muchas palpitaciones”.
BUENAS NOCHES
Se jugaba un partido
de pelota en Pamplona y en él tomaban parte el famoso aficionado Eraso,natural
de Uterga, que a pesar de su defecto de
ver por un solo ojo jugaba maravillosamente,
Actuando de delantero,
en una ocasión en que volvía la cabeza en el momento de soltar un sota-mano su
compañero recibió un tremendo pelotazo en el ojo sano que sin duda el debió
prever que era mortal porque llevándose la mano donde recibió el golpe exclamó:
“Bueno adiós, que
para mí se ha hecho de noche”
Y en efecto el pobre
muchacho quedo ciego; aunque dentro de la tragedia no deja de tener cierta
gracia lo sucedido.
Lo contamos tal y
como lo cita D. Emilio de Arangüena.
JULIÁN GAYARRE Y LOS
PELOTARIS
MADRID AÑO 1880
“El Txikito de Eibar”
se llamaba Indalecio Sarasqueta nació en el Caserío de Aizpiri el 22 de mayo de
1960 en Durango, falleció en el año 1900 cuando todavía no había cumplido los
(40 años).
Su vida de pelotari
fue corta pero según los críticos de la época fue el más grande de su tiempo y
se le llamo “El Napoleón de la
Pelota”.
Fue un pelotari todo
terreno que jugó a todas las modalidades de la pelota, cuando contaba con 16
años se enfrentó por primera vez al famoso “Cura de Laba” de Markina, en un
partido a mano que ganó “Txikito de Eibar”, a partir de ese momento comenzó a
hacerse popular hasta tal punto que en el año 1880.
Durante su estancia
en la capital, la colonia de aficionados a la pelota, entre los que se
encontraba Julián Gayarre, se celebro el partido entre Txikito de Eibar y Pola
de Markina contra Fermín Etxeberria, un Clérigo que jugaba muy bien a pelota y
era asiduo a la tertulia de Julián Gayarre.
El partido se
concertó de la siguiente forma Txikito y Pola jugarían a mano y el Clérigo a
pala.
El partido se jugó en
el frontón del Retiro que como buen sucesor y heredero material e ideológico de
inquisidores pagaba muy duro y devolvía las arrimadas de revés sin cambiar de
mano la pala.
El Clérigo ganó el
partido a los manistas. De esa fecha data la amistad entre Julián Gayarre e
Indalecio Sarasqueta,(Txikito de Eibar) se prolongó varios años más en
Argentina donde llegó a ser “Intendente” del frontón Nacional de Buenos-Aires,
y, en 1886, regresó a su tierra Euskalerria.
En el verano de 1887
según relata Hernández Girbal, Biógrafo de Julián Gayarre, el gran tenor invitó
al Roncal a la inauguración del magnifico frontón con el que el tenor
obsequiaba a su pueblo.
Dos años más tarde en
el verano de 1889,según el Biógrafo Anselmo González, Txikito de Eibar se
presentaba de nuevo en el Roncal, pero esta vez no lo hacía como pelotari sino
como amigo de Julián Gayarre en representación de la empresa Teatral
Bonaerense, que deseaba a toda costa llevar otra vez a Julián Gayarre a los
Teatros Sudamericanos, ofreciéndole un “cachet” tres veces y media mayor que el
habitual del gran tenor en aquella época, y para que los Teatros no tuvieran
ninguna dificultad en pagárselo, el Gobierno de la República Argentina
garantizaba, con una fuerte subvención, a la empresa que consiguiera contratarlo.
Pero la recia hombría
del Roncales quien ya sentía unas dolencias muy acusadas en cuanto a catarros, afonías
y dolores pectorales le impidió aceptar la fabulosa oferta, alegando que unas
sumas tan grandes, sólo podrían ofrecérsele al Gayarre de la plenitud de
facultades, y, él por el momento, no se sentía seguro de si mismo, aplazando la
posibilidad de aceptar aquel formidable contrato hasta que finalizara su
inmediata temporada en Madrid, en la que se presentó en escena el (31 de
Octubre de 1889) con la obra “Lohengrin” Opera que cantó tres veces: y a
continuación cantó cuatro veces “Mefistófeles” y una de “Pescatori di Perle”
pero a pesar de los grandes aplausos y la insistencia del público, no repetía
ninguna de las Arias que le habían hecho famoso, y, como todos sabemos, el 8 de
Diciembre, se sintió mal en plena representación, que terminó agotando las
fuerzas que le quedaban.
Julián Gayarre
fallecía 25 días más tarde, en su casa de la Plaza de Oriente de Madrid.
La fecha de su
fallecimiento fue el (2 de Enero de 1890). Según el Biógrafo Enciso, había
también, otras ofertas de una cuantía parecida a la ofrecida por el Gobierno
Argentino.
Una de ellas era del
Empresario Angelo Ferrari, quien ya lo había llevado a Buenos-Aires, La Plata y Rió de Janeiro en el
año 1876.
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